Debido a la pobreza, unas 6.500 hogares aragoneses no pueden llevar a su mesa carne, pollo o pescado al menos cada dos días, es decir, unas tres veces por semana. Suponen el 1,2% de las familias de la comunidad en 2020, un porcentaje que sorprendente se ha reducido la mitad respecto al 2,4% (13.000 hogares), según los datos recogidas en la encuesta de condiciones de vida publicada esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El porcentaje de población que manifiesta que no puede permitirse la ingesta de estos alimentos con dicha frecuencia es igual, el 1,2%, lo que equivale a casi 16.000 aragoneses. El anterior año era el 2,3% (30.300 personas). Con estos datos, la comunidad es la segunda con la tasa más baja de esta carencia material, solo superada por La Rioja (0,2%) y se sitúa a gran distancia de los territorios donde este problema es más acuciante. Es el caso de Galicia y Canarias, donde el 14,6% y el 10,7% de sus habitantes dicen tener problemas para comer carne, pollo o pescado con cierta asiduidad. Y eso que el precio de este segundo producto parte de los tres euros por kilo, aproximadamente.

La buena posición de Aragón en este indicador es coincidente con sus resultados generales en la encuesta. La tasa de pobreza severa en la comunidad bajó en 2020 hasta el 1,7% de la población, unas 22.600 personas. El porcentaje es el más bajo de todas las comunidades autónomas y desciende algo más de medio punto respecto al 2,3% (unas 30.300 personas) registrado en 2019.

Existen grandes diferencias territoriales, algunas arrastradas de años anteriores y otras achacables al coronavirus. En concreto, la carencia material de carne o pescado registra tasas superiores a la media nacional (5,5%) en Baleares (8,7%), Murcia (8%), Andalucía (7,6%), Valencia (6,5%) y Extremadura (5,9%).

Además de Aragón, solo otras tres comunidades autónomas han mejorado: La Rioja, un 60% menos en relación al 0,5% de 2019; Asturias, que pasa del 5,2% al 2,9%; y Cataluña, donde la tasa baja del 3,9% al 2,8%.