«No tiene pinta de frenar». Así de categórico se muestra el epidemiólogo Nacho de Blas cuando se le pregunta por la sexta ola que está afectando a Aragón y que está provocando un aumento constante de casos. «Ha habido una subida muy fuerte» y el problema es que «ha subido en todo Aragón», a diferencia de otras olas en las que había brotes concretos, señala. Y matiza: «El periodo vacacional ha hecho que sea de forma simultánea». ¿Dónde estará el límite? «Si nos fijamos en la evolución de los jóvenes, que son los que marcan las subidas y bajadas, son de siete a diez días» y el pico se alcanzó hace cinco, así que viendo lo que sucede en dos o tres días, se sabrá cuándo va a comenzar a remitir, lo que él prevé que será en 10 o 15 días, «si todo funciona bien». Con esto se refiere a si se respeta la mascarilla, las distancias, la higiene y no se producen movimientos vacacionales importantes, ya que si esto último no es así «hará que quizá vengan nuevos contagios».

De hecho, el epidemiólogo reconoce que muchos nuevos infectados son de fin de semana, de despedidas de amigos... Por eso, señala que cuando se vaya vacunando a la gente joven «quizá caiga el número de hospitalizados pero no la transmisión» porque la gente se cree que «con estar vacunado ya no tienes que llevar mascarilla» y se relajan las precauciones. E insiste: «Las vacunas no inmunizan al 100%, la infección sigue siendo real, no es tan infrecuente y no son conscientes de que pueden llegar al hospital». Es «una buena medida si se complementa» con distancia social y mascarilla. Y pone un ejemplo muy gráfico: «Es como un chaleco antibalas, pero si te vas a un campo de minas... pues la vacuna es igual, si vas a una discoteca, te la estás jugando».

Una planta en el Servet

Los jóvenes tienen actualmente «más incidencia» y arrastran al resto de categorías porque en su caso son muchos «asintomáticos», lo que hace que cortar la cadena de transmisión sea «más difícil». Por eso, la posibilidad de acabar en el hospital es similar a la de otro tramo de edad, lo que crece es «la probabilidad de infectarse».

En estos momentos, en el Miguel Servet hay 64 camas ocupadas por covid, 57 convencionales (más que hace un mes) y 4 en uci (menos que entonces porque eran 7); lo que ha hecho que tengan una planta ocupada por enfermos de coronavirus (al aumentar los casos se ha ampliado a los dos lados cuando antes solo uno», asegura la directora de Enfermería del hospital, aunque reconoce que están preparados por si hubiera que escalar alguna unidad más; pero de momento se compensan ingresos con altas. El perfil del ingresado es una persona de entre 20 y 45 años, lo que por edad es que está vacunado con una sola dosis o ninguna. Su patología es la misma que en el resto de perfiles, «procesos respiratorios».

Eso sí, señala que el resto de la actividad del hospital sigue en marcha, con una actividad quirúrgica del 100%, «sacando listas de espera en julio y operando por la mañana y por la tarde».