El asfixiante calor que se ha apoderado de Zaragoza bien merece un pequeño descanso para refrescarse con un helado. Los hay de todos los sabores. Para los más ‘lamineros’, para los clásicos y para los que quieren probar nuevas variedades. En Helados Italianos, de paseo Independencia, llevan casi 90 años endulzando y refrescando el verano de los zaragozanos. Alfonso Fuoli representa la tercera generación de esta heladería, que abrió por primera vez sus puertas en 1933 en el número 29. En 1984, cambió los cucuruchos y sus sabores al número 24 de esta misma calle, emplazamiento donde permanece a día de hoy.

Con raíces en el Véneto (Italia), su abuelo se trasladó desde Alemania a Zaragoza para iniciar la historia de los Fuoli en la capital aragonesa. Alfonso ha pasado la mayor parte de su vida entre tarrinas y cucuruchos de vainilla o chocolate: “Aquí está mi vida, desde los catorce años cuando comencé a echar una mano a mi padre en el negocio durante los meses de verano, y hasta que me jubile”. Desde entonces, no ha dejado de innovar: “Hago continuamente pruebas de cara a ferias internacionales, pero es muy difícil sacarlos a la venta porque hay que tener un consumo diario de 10 litros”. Y, aunque parezca extraño hablar de helados de borraja, espinaca, apio o setas, estos no han sido ninguna prueba: “Principalmente, los hemos hecho por encargo para restauración, ahora que se llevan los postres exóticos”.

Las temperaturas extremas de los últimos días para nada favorecen la venta de helados: “A partir de los 35ºC, la gente desaparece de la calle”, comenta Fuoli, y matiza: “Pero esto pasa en todos los negocios y en todas las épocas del año, con estas climatologías extremas no hay ni dios en la calle”. En su amplio mostrador, cuesta decidirse por uno de los tantos sabores: “A la venta tenemos en torno a 40, y los más demandados siguen siendo los clásicos, los de toda la vida”. De esos 12 a 14 sabores con los que empezaron a trabajar, han conseguido ampliar considerablemente la oferta con el paso de los años por “el ahorro del tiempo” que supone contar con “maquinaria más moderna”. Además, Fuoli sigue apostando por las recetas “de toda la vida” y defiende que hoy en día existe la posibilidad de hacer el helado mejor que antes: “En los últimos años se dispone de más azúcares y se pueden calibrar mucho mejor las bases e ingredientes”. Sin embargo, la pandemia también ha mermado la facturación de la heladería, que aunque es mayor que la del año pasado, todavía no ha recuperado los niveles de 2018 o 2019: “Hay que tener en cuenta que nos han quitado las mejores horas, que son las próximas al cierre”.

Una fotografía en blanco y negro del siglo pasado mostraría un aspecto totalmente desconocido del paseo Independencia. Pero si se afinara en la estación y en ese número 29 de la calle, se encontrarían dos elementos intactos. Como si el tiempo no hubiera pasado para ellos. Otro verano más con el calor de Zaragoza… y los Helados Italianos. Para no variar.