«Como nosotros solo comunicamos negativos no tenemos ningún problemas; solo damos buenas noticias». Así lo asegura el comandante Manuel Soutullo, comandante jefe de la unidad de vigilancia epidemiológica de Aragón, al frente de los 20 rastreadores militares desde hace un par de días comenzaron ya su labor de comunicación de negativos de coronavirus. Es la segunda Operación Baluarte, ya que durante la primera fueron casi 250 y su trabajo se alargó durante nueve meses. El repunte de los casos en Aragón es lo que hizo que el Ejecutivo autonómico volviera a solicitar la ayuda del Ejército. «Solo había sido una desactivación de la actividad», señala el comandante; por lo que los equipos seguían en «prealerta», así que poner en marcha el operativo ha sido «fácil porque ya estaba destinada gente».

Los rastreadores ya estuvieron en la primera etapa, así que recibieron la formación necesaria. Primero, un curso online, sobre los rastreos, la enfermedad y cómo se propaga; después profundizaron en el virus, la protección de datos y la «empatía en llamadas» con personal sanitario, cuerpo jurídico y psicólogos. En la tercera fase el Gobierno de Aragón, que les explicó la plataforma utilizada.

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Todos los participantes son «militares profesionales perfectamente preparadas», reconoce Soutillo, que explica que los 20 rastreadores forman dos equipos que se turnan cada día. Trabajan mañana y tarde de lunes a viernes y solo mañanas los fines de semana y festivos. «Tenemos el listado de casos negativos y lo que hacemos es repartir las llamadas y hacerlas», explican.

Su trabajo es el más fácil porque solo «damos buenas noticias», pero también se encargan de «dar indicaciones si tienen que mantener cuarentenas, cuanto tiempo tienen que estar en casa, que mantengan distancia social, etc. «Todo el mundo está concienciado y la inmensa mayoría agradece la llamada», reconoce, para añadir a continuación que su mensaje coincide con el del Gobierno de Aragón: «mantener la distancia social, reducir al máximo el contacto con la gente» porque como concluye, «seguimos en pandemia».