Mientras el valle del Aragón y la comarca de La Jacetania se llenan de turistas, los habitantes de la zona esperan con inquietud noticias sobre el futuro de la estación de Candanchú. Hace solo unos días, sus propietarios anunciaron su intención de no abrir por los efectos de la pandemia y la situación económica. Acto seguido, el Gobierno de Aragón trasladó que Aramón no podría asumir la estación porque es «imposible». Hoy, ambas partes mantienen contactos, aunque el resultado de los mismos no ha trascendido y no debería demorarse ya que los trabajos de acondicionamiento han de iniciarse este mes de agosto si finalmente hay fumata blanca sobre la apertura. 

Lo único que se sabe, por ahora, es que el comité de Candanchú mantuvo este miércoles una reunión con el director de la estación, Alvaro Luna, el consejero delegado, Fernando Montón y la asesoría B.K. Consulting, en la que les explicaron que la decisión de no abrir esta temporada responde a la «falta de viabilidad», el «retraso en los proyectos con la administración» y la «incertidumbre sanitaria» por el coronavirus.

A pesar de ello, la mayoría del capital de Ibernieve trasladó optimismo al comité de empresa, ya que se están manteniendo reuniones para llegar a una solución que permita «de forma urgente» abrir esta temporada. Además, la propiedad busca un plan estratégico para el sector. «Queremos incrementar las cifras y también que se puedan distribuir mejor entre los valles del Pirineo», apuntaron en el encuentro. Por ahora, todo pasa por buscar una solución a corto plazo para lo que existe «buena disposición» y el compromiso de las instituciones. Pero la propiedad, cuya mayoría del capital está en manos de las familias Forcén, Solans, Alierta y Yarza, también reclama un plan de viabilidad a futuro, indicaron fuentes del comité.

Seguir pese al cierre

Ibernieve señaló a los representantes de los trabajadores que, incluso, mantendría el proyecto en el caso de que no se pudiera abrir este año, aunque ello entrañaría mayores dificultades. En cuanto a la plantilla, en ese escenario, tendría que acogerse a los erte. Pese a todo, los propietarios de Candanchú incidieron en que ese escenario no está ahora sobre la mesa.

Desde el comité ya se ha pedido una reunión con representantes del Gobierno de Aragón y de la Diputación de Huesca, entre otras instituciones, para tratar de empujar y evitar una «catástrofe demográfica» si finalmente no se abre la estación de Candanchú. 

Hace ya unos días el comité anunció que algunos de los trabajadores de la plantilla ya habían buscado alternativas laborales ante la falta de expectativas, lo que puede originar problemas para la puesta a punto de la estación. 

Tensa espera

Mientras, los alcaldes y los empresarios del valle del Aragón todavía no han recibido ninguna noticia, aunque son conocedores de los contactos que existen entre la DGA y la propiedad. «Vamos a dar un margen prudencial para la negociación», señala el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, que confía en recibir noticias pronto. 

En esta misma línea se pronunció su homólogo de Villanúa, Luis Terrén, que tiene fe en la vía política, aunque reconoce que la sensación de «abandono» está calando en el valle. De hecho, no se descartan movilizaciones si no hay resultados.

Por lo pronto, un grupo de afectados por el cierre de la estación, que reúne a empresarios y trabajadores de la zona, ha iniciado una petición en la plataforma change.org, que suma ya más de 4.000 firmas, para pedir al Gobierno de Aragón que no permita la clausura de estas instalaciones y busque «una solución real a largo plazo».

El colectivo pide el apoyo de la sociedad para refrendar su petición de que Candanchú se mantenga abierta. «No podemos permitir su cierre bajo ningún concepto», apuntan en el texto que acompaña su mensaje en la plataforma on line. «Este cierre supondría una despoblación del Valle del Aragón y sus colindantes. Estamos hablando de una pérdida de unos 2.000 o 3.000 empleos directos e indirectos», señalan.

Un impacto de 40 millones

La asociación de empresarios de La Jacetania estima que el impacto económico de la nieve en una temporada normal en esa comarca alcanza los 40 millones de euros. Las estimaciones se han realizado con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y Asociación de Turismo de Esquí y Montaña (Atudem). Así, en una temporada con 415.000 esquiadores en el valle del Aragón, 166.000 serían con pernoctación, y 249.000 sin pernoctación. A esto hay que añadir, 56.000 que no esquían o son acompañantes. De todo el gasto, el 20% corresponde a las estaciones y el 80% al resto de los sectores, según esas estimaciones.