Han sido muchos los sectores de la sociedad a los que les ha afectado la pandemia, que ha arrasado con los procesos más naturales de numerosas profesiones. A pie de calle, por supuesto, pero también en oficinas y despachos como las notarías, donde si bien el trabajo del día a día no ha sufrido apenas cambios, sí ha supuesto variaciones numéricas y de comportamiento. ¿Han cambiado los clientes? No tanto. Sí algunas costumbres. Por ejemplo, la concienciación de la muerte, quizá el miedo, que ha llevado a más gente joven a acudir a estos fedatarios. La razón: el testamento.

Lo explica bien claro Dámaso Cruz, decano del Colegio Notarial de Aragón. «En las notarías, una de las cosas que percibes que ha cambiado en los últimos 18 meses es que la gente más joven advierte ahora la muerte como un hecho cierto. Hay gente más joven preguntando por los efectos del fallecimiento, preocupada por qué ocurre. Y una cosa que no reflejan las estadísticas es que ha disminuido la edad de los que hacen testamento. Tradicionalmente era algo que se planteaban en dos momentos clave: en la separación o el divorcio y en el último tramo de la vida. Es solo una percepción personal, mía y de otros compañeros, pero es cierta, algo que nos ha venido con la pandemia». 

La crisis ha alterado también los números, las estadísticas de los distintos actos jurídicos de los que tienen que dar fe los notarios. Aunque de 2021 solo hay cifras cerradas del primer cuatrimestre, en proyección ya se adivina que los totales del próximo diciembre serán superiores a los dos años anteriores en cuanto a testamentos, aceptaciones de herencia, constitución de sociedades, compraventa de inmuebles o hipotecas, por decir.

Primera caída

«La estadística mirada de año en año hay que interpretarla teniendo en cuenta que después del verano de 2020 (durante el estado de alarma las notarías solo podían hacer actuaciones urgentes) se introduce un reinicio de la actividad económica y muchas de las cosas que dejaron de firmarse durante el estado de alarma se acaban firmando antes de final de año. Por eso la caída entre el 19 y el 20 no es muy significativa ya que aparece esa recuperación en el último trimestre del año», explica Cruz al valorar el aparente equilibrio entre los números finales de los dos ejercicios anteriores, en el que no llegó a 2.000 la diferencia en los principales tipos firmados (84.050 en 2019 por 82.309 un año después).

Por apartados, se diría a simple vista que la compraventa de inmuebles se disparará este año después de haberse firmado 26.329 escrituras en 2019 y 22.763 en 2020. En abril del presente se alcanzaron los 15.432. «Sí, pero estábamos en una situación de recuperación económica lentísima que se encuentra con el parón en marzo de 2020 y algunas operaciones de compraventa se aplazaron. Pero si la interpretas viendo un periodo más largo, con lo que llevamos en los cuatro primeros meses de 2021, se ve que nos podemos ir en torno a las 40.000, que sería una estimación razonable», cuenta el decano.

Lo mismo ocurre con las hipotecas. Si en los primeros cuatro meses se han firmado más de la mitad que en 2019, «todo hace pensar que nos podemos acercar a las 12 o 15 mil. Estamos en una situación en la que el dinero está regalado y hay un exceso de liquidez en el mercado, similar a lo que ocurrió en 2005-2006, los primeros años de la burbuja». Lo que se ve ahora es que hay un mayor análisis de los deudores y de las operaciones, «pero es sencillo que a cualquier persona le den el dinero al 1%». Es esta liquidez «la que hace que la gente se compre o cambie de casa».

En cuanto a la constitución de sociedades, hubo un descenso en 2019 (1.918) y 2020 (1.525), pero el escenario va cambiando y ya son más de mil las sociedades creadas en el primer cuatrimestre, lo que nos acercaría a las 3.000 sociedades en Aragón y daría para interpretar un crecimiento económico cercano. Explica Cruz que tradicionalmente han ido asociados estos dos términos, «y si pudiéramos hacer una curva entre el crecimiento económico y el número de sociedades que se constituyen, veríamos dos curvas paralelas, porque cuanto más crece la economía, más sociedades se constituyen y al revés». Por aquí se llega a la siguiente conclusión: «Gracias al exceso de liquidez, aumenta el consumo interno, ya que no se puede viajar al extranjero, y se crean pequeñas sociedades de ese perfil, de actividades de consumo interno, ya sean bares, peluquerías, venta por internet... El aumento de liquidez por los tipos de interés bajo hace que la gente consuma más, aumenten las sociedades y se compren más casas», continúa el decano, que también conjuga en este apartado el temor del ciudadano. «Uno no puede vivir con miedo siempre. La gente, tarde o temprano, se adapta para seguir con su vida».

Las dificultades

Precisamente la muerte está alineada en las notarías con las herencias y los testamentos, donde también se han percibido cambios. «Entre el 19 y el 20 se redujo el número de testamentos (casi mil menos en Aragón) por la situación de urgencia. Recibíamos muchísimas llamadas, pero para ir a una residencia el notario necesita una autorización por escrito del director de la residencia, luego la convocatoria para un día y lugar determinado... A los hospitales y residencias nos resultó muy complicado acudir. En 2021 acabaremos con una estadística mayor que la del 19 porque cuando la gente percibe la muerte como un hecho más posible, piensa más en hacer testamento. Creo que la bajada de estadísticas en materia de testamentos en 2020 responde a las dificultades en la movilidad y las salidas». 

En cuanto a las aceptaciones de herencia (402 en 2019, 354 en 2020 y 213 ya en el primer cuatrimestre de 2021), se debe tener en cuenta, según Cruz, que hay seis meses «para aceptar la herencia desde que una persona fallece y por eso buena parte de los fallecidos en 2020 se están firmando las herencias en 2021. Una proyección razonable sería pensar que se firmarán en torno a las 600 aceptaciones. En el caso de los testamentos, no creo que se multipliquen por tres los 8.000 que llevamos hasta abril (12.324 en 2019 y 11.638 en 2020), pero se podría pensar que se acercaran a los 20.000». Es decir, casi el doble. Números y más números. Notarios que no solo dan fe, sino que sirven como termómetro de la situación en España.