Un año y medio lleva sumida la humanidad en su conjunto en la pandemia del covid, que comenzó en China y que desde entonces ha tenido repercusión en todos los países del globo. Y cada Estado ha tomado una determinación diferente y medidas que, en mayor o menor medida, han condicionado la vida de sus ciudadanos. Y también la de los aragoneses que allí viven. Estos son sus testimonios.

EEUU: «Durante un mes y medio pudimos volver a vivir la vida de antes»

La zaragozana Laura Sabater Zamora reside desde hace un año en Washington D. C., donde ha vivido las distintas etapas de la pandemia, hasta la llegada da la vacuna y, últimamente, el acecho de la variante Delta. Incluso tuvo la oportunidad de volver a disfrutar de la «vida de antes», aunque ahora, con el incremento de casos, regresa también la prudencia.

«Hace como mes y medio por aquí todo iba súper bien, apenas había unos diez casos al día y la variante Delta solo representaba un 10% y no era necesario llevar mascarillas ni en el interior ni en el exterior si se estaba vacunado», recuerda. Pero el ritmo de vacunación «se ha ralentizado» y la llegada de otras variantes ha hecho retroceder varios pasos. La pasada semana, la mascarilla volvió a ser obligatoria en algunos casos. «La verdad es que es extraño, porque por un mes y medio pudimos vivir lo que era volver a la vida de antes, obviamente todavía con algunas reticencias, pero ahora el aumento de casos y que haya personas vacunadas que también se contagian es un poco frustrante», añade.

Para esta zaragozana el gran reto ahora en EEUU es «convencer a las personas que no se quieren vacunar», y asegura que ni siquiera se habla de las terceras dosis, porque la preocupación es lograr un mayor porcentaje de población vacunada. «La prioridad es vacunar a quienes se niegan a vacunarse, a lo que no ayuda la negación de algunos políticos», señala. Además, en algunos espacios empiezan a reclamar la cartilla de vacunación para poder acceder. Sabater, vacunada desde finales de mayo, ha vuelto a ponerse la mascarilla también en exteriores. 

Luxemburgo: «Las medidas han sido más laxas que en España»

María Eugenia Tapia, zaragozana, reside en Luxemburgo desde hace casi seis años y reconoce que las medidas restrictivas para hacer frente al virus han sido «más laxas» que en España. Otra de las diferencias principales entre ambos países es el acceso a los test de diagnóstico, tanto de antígenos como PCR, que están financiados por el Gobierno y «pueden solicitarse por el ciudadano en cualquier situación».

«En general, las medidas restrictivas han sido más laxas en Luxemburgo que en otros países como España», explica. «No necesitas ni se ha planteado la utilización del pasaporte covid para acceder a lugares como restaurantes, como se ha planteado en Francia, y por eso creo que no ha habido tanto malestar social», asegura.

Las principales medidas llegaron a finales de 2020, recuerda, con un estricto toque de queda que comenzaba a las 21.30 horas y el cierre de la hostelería. Pero ahora, el país ha recuperado una cierta «normalidad». 

«Desde junio se levantaron todas las restricciones y la situación se mantiene así. En exteriores, las mascarillas nunca han sido obligatorias, aunque sí es necesario llevarlas porque son obligatorias, por ejemplo, en el transporte público o en los comercios», señala.

Por otro lado, la vacunación ha seguido un proceso «similar» al español, con la inoculación de dosis por edades, «aunque en Luxemburgo hay algo más de reticencias a la vacuna que en España», porque «a pesar de estar abiertas las citas para todas las edades, seguimos al 50% de población vacunada». 

María y Álvaro llevan unos años viviendo en Grenoble, en el sureste de Francia. SERVICIO ESPECIAL

Francia: «Aquí hay mucha gente con la que hablas que no quiere vacunarse»

Grenoble, en el sureste de Francia, a los pies de los Alpes, es la ciudad en la que vive María Bentué, una zaragozana de 25 años asentada allí junto a su pareja desde hace varios años. Ambos están vacunados desde mayo pero explica esta joven que en el país galo existe mucha reticencia a las dosis anticovid: «Hay mucha gente con la que hablas, en el trabajo o con amigos, que no quieren vacunarse. Dicen que no sabemos lo que nos meten ­–explica algo molesta­–. Pero es verdad que cada vez quedan menos. Conforme ven que todo el mundo se vacuna más gente se suma».

A partir de hoy, en Francia, pedirán pasaporte de vacunación para entrar a los establecimientos públicos, como bares y restaurantes. «Ahora está ya todo abierto, sí. Pero a partir de ya tendrás que hacerte una PCR o haberte vacunado para entrar a casi todos los sitios, por lo que casi te obligan a vacunarte», dice.

Asimismo, en octubre los test de antígenos dejarán de ser gratis en Francia, explica Bentué, lo que animará a más gente todavía a inocularse el fármaco anticovid. «Mucha gente no se vacunaba porque podía hacerse todos los test que quisiera», asegura.

En su ciudad, Grenoble, también hubo incidentes en la calle cuando Emmanuel Macron anunció que haría obligatorio el pasaporte covid para acceder a los interiores, «aunque menos que en París u otras grandes ciudades, claro». «últimamente sale mucho para pedir responsabilidad y que nos vacunemos. La verdad es que habla muy bien (Macron). Cada vez que sale en la televisión Álvaro (su pareja) y yo asentimos todo el rato», ríe la joven.  

Como aquí, en Francia comenzaron vacunando a las personas más mayores para después, «cada 15 días», abrir fechas para los siguientes grupos en la lista. Eso hasta el 15 de junio, que abrieron las agendas para todos los mayores de 12 años. «Yo me vacuné en mayo, antes de lo previsto, porque nos enteramos de que en algunos centros sobraban dosis y que la orden del Gobierno era que no se desperdiciara ninguna», explica Bentué. 

Reino Unido: «Creo que si exigen el pasaporte covid aquí generaría polémica»

Reino Unido, e Inglaterra especialmente, han seguido estrategias muy diferentes contra el covid a las que han tomado el resto de países europeos. Lo sabe bien David Salvador, que vive en Loughborough, una pequeña ciudad en el centro del país cercana a Leicester. Allí, desde el pasado 19 de julio eliminaron casi todas las restricciones, tal y como había prometido el primer ministro Boris Johnson. «Todavía ves a gente con marscarilla pero en la calle, por ejemplo, nunca ha sido obligatoria. En los bares las llevan los camareros y en los supermercados, dependiendo de qué cadena sea, también te piden que te la pongas. Pero en la mayoría no hay que hacerlo, vamos», explica.

En su caso, al vivir en una zona tranquila y rural, tampoco ha presenciado aglomeraciones demasiado agobiantes. «En pubs aquí hay gente pero tampoco es una gran ciudad, así que no estás apretado», cuenta.

Salvador trabaja en la universidad y allí, por decisión de su propio centro, sí que se tiene que hacer un test de antígenos semanalmente para poder acudir al laboratorio. «Nos los hace la propia universidad. Y cuando estoy en mi puesto, por ejemplo, me puedo quitar la mascarilla pero si me levanto para ir al baño me la tengo que poner», explica.

«Lo que sí que parece que van a implementar es lo del pasaporte covid, aunque no lo han dicho de manera oficial. Creo que aquí podría generar conflicto pero puede que al final solo se implemente para entrar a grandes eventos, como partidos de fútbol, discotecas y conciertos», comenta.