Raúl Sampietro: «Nos tenemos que implicar todos si queremos erradicar esta lacra»

La clínica dental Sagasta se ha adherido a la red de puntos violetas

El odontólogo Raúl Sampietro codirige la clínica dental Sagasta, uno de los primeros establecimientos adheridos.

El odontólogo Raúl Sampietro codirige la clínica dental Sagasta, uno de los primeros establecimientos adheridos. / ANDREEA VORNICU

Laura Carnicero

Laura Carnicero

En la esquina del zaragozano paseo Sagasta con Camino de las Torres, la clínica dental Sagasta, en el número 49, se ha convertido en uno de los primeros establecimientos aragoneses que se suman a la red de puntos violetas para la lucha contra la violencia de género. Un cartel con un círculo morado en el mostrador, justo enfrente de la entrada a la clínica, identifica este lugar como un «espacio seguro» para las víctimas de la violencia de género, o para que quien tenga conocimiento de un caso cercano también pueda informarse. 

La filosofía de la campaña impulsada por el Ministerio de Igualdad, capitaneado por Irene Montero, es aprovechar los lazos de confianza existentes entre los vecinos para crear nuevos espacios en los que las víctimas puedan compartir su situación. La violencia machista la paramos unidas es el lema que guía esta iniciativa, a la que se pueden sumar comercios, establecimientos, instituciones y colectivos de todo Aragón.

«Nos tenemos que implicar todos si queremos erradicar la lacra que es la violencia de género», comenta Raúl Sampietro Martínez, odontólogo y codirector de la clínica dental Sagasta, que ha sido uno de los primeros en dar el paso para convertirse en un «punto violeta» que ayude en esta causa. 

«Queremos ser un lugar de confianza para poder ayudar a quien sea víctima de esta violencia»

«Con muchos de nuestros pacientes nos unen años de relación de confianza, y por eso queremos que se puedan sentir apoyados. No solo una víctima directa de la violencia de género, sino un familiar, un amigo, que sepa que puede contar con nosotros y le vamos a guiar en los primeros pasos», explica. El procedimiento es sencillo. «Nosotros tenemos una clínica dental, pero esto podría ocurrir igual en una frutería, en una farmacia o en una tienda de ropa», prosigue. «En la misma página web te descargas una guía explicativa, que de manera muy esquemática, habla de todos los recursos disponibles, los números de teléfono a los que se pueden dirigir, y también información sobre los distintos tipos de violencia, para que seamos capaces de identificarlos si se presenta la situación», explica. Del mismo modo, se pueden descargar los logos, para instalarlos en un lugar visible del establecimiento. 

«Es muy fácil acceder a la información y colaborar, dar tranquilidad y cercanía para que quien no esté preparado, por ejemplo, para ir a denunciar o no sepa dónde puede ir, pueda encontrar en nosotros una puerta abierta», añade Sampietro. «Es ofrecer un espacio donde la persona se sienta cómoda para hablar y dar ese primer paso», señala. Un primer paso que puede salvar vidas en un rincón de la ciudad o del pueblo más pequeño.

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