La crisis del coronavirus

La mitad de la familia aragonesa aislada en Sicilia regresa a Zaragoza tras dar negativo

Isabel Mariñosa y su hijo continúan en la isla italiana a la espera de dar negativo para dejar atrás una experiencia calificada como "un infierno"

Fachada del hotel Palace donde los aragoneses se encuentran aislados

Fachada del hotel Palace donde los aragoneses se encuentran aislados / SERVICIO ESPECIAL

El Periódico / EFE

Roma

Varios españoles aislados en un hotel para enfermos de covid-19 en la ciudad italiana de Palermo (Sicilia, sur) denuncian falta de información y atención en una experiencia calificada como "un infierno" durante su cuarentena, en plenas vacaciones. Entre ellos se encuentra una familia aragonesa dividida ya que Isabel Mariñosa y su hijo continúan en la isla italiana mientras que su marido y su otra hija ya han podido regresar a casa.

La pareja junto a sus dos hijos, de 16 y 14 años, estaban de crucero cuando la niña dio positivo provocando que las autoridades italianas les aislasen en Palermo. La familia fue distribuida en dos habitaciones. Su esposo y su hija se juntaron en un cuarto mientras que Isabel y su otro hijo compartían otra habitación. Los positivos se fueron encadenando en su familia y tras el de la niña, dio positivo también Isabel, que acabó contagiando a su hijo, con quien la habían confinado.

Ahora, que su marido y su hija ya han podido volver a Zaragoza tras haber dado negativo, es el niño el que pasa, asintomático, la enfermedad, aislado en la habitación del Hotel San Paolo junto a su madre. "Debe de haber un club náutico enfrente y tenemos una discoteca en la habitación. Los decibelios no son ni medio normales", critica Mariñosa en una conversación con EFE.

Ella también fue asintomática y asegura que lo peor de la enfermedad fue la parte psicológica, pues tiene que tomar pastillas para dormir "apenas 5 horas". La falta de variación en la comida, la poca limpieza y el poco mantenimiento de las habitaciones, el calor o el mal trato son algunas de las otras denuncias que reiteran estos españoles, tras más de veinte días aislados.

Más quejas

Por otro lado, el madrileño Antonio Luis Soria llegó de vacaciones a la capital siciliana con cuatro amigos el 15 de julio y el día 20, cuando dio positivo en la prueba de coronavirus para volver a España, empezó su "pesadilla". "Llevan mintiendo desde que llegamos (al hotel) hace veintidós días. Lo peor es la falta de comunicación", asegura por teléfono a EFE desde su habitación en el Hotel San Paolo Palace, una de las instalaciones que el Gobierno de Italia usa para aislar a los turistas positivos o contacto estrecho de positivos en coronavirus.

Aunque no todos lo habían contraído cuando llegaron al hotel, sus cuatro amigos han pasado el virus allí. Ellos ya resultaron negativos y volvieron a España, pero Soria sigue dando positivo en las PCR que le realizan periódicamente. "Primero me dijeron que tenía la variante británica, luego la normal, ahora la Delta. Ha llegado un momento en el que no me fío de nada", afirma, tajante, motivo por el cual intenta que su seguro privado le realice un test.

Soria explica que la asistencia clínica y, sobre todo, psicológica que recibe no es la adecuada: "El único tratamiento médico que me hacen es tomarme la temperatura y el oxígeno", sostiene. Por ello, está en contacto con el Consulado español en Nápoles (sur), que hoy ha pedido al Hotel San Paolo una mejor atención para el joven español, como consta en los correos que le han hecho llegar.

Pero el joven madrileño no se muestra conforme con el comportamiento del Consulado, pues narra que incluso les sugirieron habérselo "pensado mejor" antes de viajar. "Lo peor es sentirme desprotegido y con la incertidumbre de no saber cuándo voy a volver a mi casa o a mi trabajo", que tendría que haber retomado el pasado 22 de julio, agrega Soria.

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