Joaquín Uranga: «Estas prácticas eran una experiencia que quería vivir»

Joaquín (23 años) estudia Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural en Huesca y este verano ha decidido sumergirse en el Erasmus rural mediante el programa Desafío. Él es uno de los estudiantes que se encuentra de prácticas en Cubel (Zaragoza) durante este mes de agosto. Su estancia en este pequeño pueblo zaragozano empezó hace a penas una semana. «La acogida de los vecinos ha sido fantástica», asegura Joaquín.

Este universitario zaragozano se enteró del programa gracias a su compañero de piso. «Lo vio anunciado en un cartel, me comentó que sobraban plazas y decidí inscribirme. Después cuando me seleccionaron no pude elegir el destino porque lo tienen establecido así».

Sus prácticas transcurren en un laboratorio de Cubel, donde analizan el terreno, el trigo o la cebada. Además, colaboran con los agricultores en la fertilización del campo. «El pueblo es muy tranquilo, pero la vida es muy diferente», afirma. «Aquí solo hay un bar y una piscina; no hay cajero ni tienda».

Este es el factor que más le ha chocado de desplazarse a un pueblo tan pequeño como es el de Cubel, donde el ocio se reduce y los servicios escasean. Joaquín comparte habitación con dos compañeras de su carrera en un hostal del pueblo.

Sobre su posible futuro en el medio rural, explica que de momento no tiene ninguna expectativa de desarrollar su vida laboral en un pueblo. «Esta era una experiencia que quería vivir, pero no tengo pensado todavía nada relacionado con mi mundo laboral. Los pueblos siempre son una opción pero es verdad que en las ciudades siempre se pueden encontrar más oportunidades», asegura Joaquín, al que le quedan varias semanas todavía de aprendizaje en Cubel.

Joaquín Uranga, estudiante de ingeniería agroalimentaria y medio rural. EL PERIÓDICO

Alicia Ferrer, «No descarto ir a trabajar al mundo rural en un futuro»

Alicia (25 años), estudiante de cuarto curso de Información y Documentación, y licenciada en Filología Hispánica, estuvo todo el mes de julio de prácticas en Cubel (Zaragoza) junto a su compañera de la carrera, Sofía Martínez. La oportunidad de inscribirse en el Erasmus rural llegó de boca de un amigo suyo de clase, que ya había estado en el programa y les convenció para que se lanzasen a hacerlo

«Durante nuestra estancia, teníamos tres funciones en el pueblo: la principal, organizar y archivar los archivos del Ayuntamiento de Cubel, para dejar todo organizado a la secretaria. Luego, revisar documentos históricos del archivo de Cubel, unos protocolos notariales del siglo XVI. Por último, organizar la documentación de la asociación cultural del pueblo», explica Alicia, cuya jornada de trabajo era de ocho horas y «muy flexible» con sus necesidades.

«Si un día no llegábamos al camión con comida que iba a la plaza, nos teníamos que ir a otro pueblo a comprarla. Nos pasó más de una vez», asegura entre risas Alicia. Este fue uno de los aspectos más chocantes para Alicia al llegar al pueblo, donde el ocio se limitaba a piscina y excursiones por los alrededores. «Por las tardes nos dedicábamos a ir con las bicicletas que nos prestaban, piscina, bar y excursiones por los pueblos de alrededor».

Alicia vive en un barrio rural en Zaragoza y el ambiente que vivió en Cubel no supuso un gran cambio en ese aspecto, siempre salvando las diferencias. En mundo rural no le desagrada para nada a Alicia. «En un futuro no descarto ir a trabajar a una zona como Cubel, por ejemplo. Lo hablaba con mi compañera y ya sabemos cómo se trabaja aquí y la gente es muy agradable. Creo que una zona como esta puede ser una buen sitio para terminar trabajando»

 «Los servicios y las conexiones tendrían que mejorar, pero nunca se sabe lo que te puede deparar la vida», afirma. El mes de julio le sirvió para conocer una realidad distinta y para abrirle un abanico de posibilidades de cara a su futuro en el mercado laboral. 

Alicia Ferrer, estudiante de información y documentación EL PERIÓDICO

Mohamed Bouraya, «Siempre he visto con buenos ojos trabajar en un pueblo»

Mohamed Bouraya (25 años) está estudiando la Interpretación, Lengua y Literatura Modernas en la Universidad de Turín. «La Universidad nos informó a los alumnos de la existencia del programa Unita y decidí presentarme como candidato a la selección. Al final tuve suerte y me escogieron», explica el proceso por el que pasó para acceder a la beca.

La gran motivación de Mohamed era poder comparar cómo se vivía en el medio rural en España e Italia. «Quería vivir la experiencia de hacer un Erasmus rural en un pueblo con pocos habitantes como Daroca. Soy originario de un pueblo pequeño de características parecidas y siempre he tenido curiosidad en ver cómo eran los pueblo de España».

«Las ciudades son muy diferentes, todo el mundo tiene prisa. En Daroca la gente es muy abierta, siempre saludan y tuve un gran recibimiento cuando llegué. Esa es una gran diferencia con Italia, donde la gente saluda solamente a sus conocidos más cercanos». Un cambio que pudo percibir nada más llegar a este pueblo zaragozano.

«Siempre he visto con buenos ojos la posibilidad de trabajar en el medio rural porque creo que tienen mucho potencial», afirma convencido este estudiante que habla cinco idiomas con fluidez.

«Mi trabajo es muy camaleónico aquí, hago muchas actividades que giran en torno a la intermediación lingüística y la interpretación desde la oficina de turismo de Daroca. Hago labores como realizar sondeos del gasto en la comarca, hablar con la población extranjera para conocer las motivaciones que les han traído hasta aquí o traducción de folletos informativos».

Este programa tiene muchas ventajas. Con esta experiencia puedo desarrollarme aún más como persona. Además se aprende mucha cultura e historia del lugar. Es una experiencia única».