Villarroya de los Pinares (Teruel) ha puesto en marcha todos los procesos para el reconocimiento de las propiedades minerales de las aguas del manantial del Barranco de las Pavías, a un kilómetro del casco urbano, con el objetivo de instalar en el futuro una embotelladora que generase empleo en el municipio.

El primer paso para esta embotelladora, la publicación de la solicitud de este reconocimiento en el BOA, se produjo ya el pasado 10 de mayo. En la actualidad, se han realizado cinco de las 12 analíticas preceptivas pero, "se trata de un proceso muy largo", ha señalado el alcalde de la localidad, Diego Villarroya, quien, no obstante, tiene la esperanza de que se pueda obtener la autorización, porque "este proyecto traería empleo al pueblo".

"Si se pudiera llevar a cabo serían trabajos que permitirían la vuelta de vecinos que tuvieron que marcharse, o que llegaran nuevos pobladores", ha afirmado el regidor, quien no se aventura a predecir cuántos "hasta que no tengamos todas las autorizaciones y sepamos si es posible la embotelladora y qué tamaño puede tener".

Esta localidad de la Comarca del Maestrazgo cuenta en la actualidad con unos 150 habitantes, aunque a principios de siglo XX registraba un censo de 1.095 personas empadronadas. La población se cuadriplica en verano por las familias oriundas que regresan para vacaciones. "En invierno nos quedamos solos, y puede hacerse más duro", ha apuntado el regidor, quien, sin embargo, no puede dejar de destacar la calidad de vida que ofrece un pueblo.

Además, Villarroya de los Pinares cuenta con diversos servicios no siempre presentes en otras localidades: "Tenemos escuela, consultorio médico, tiendas, bar y restaurante". Unas condiciones que pueden hacer atractivo el municipio para nuevos pobladores. Algunos ya lo han entendido así puesto que dos nuevas parejas se han asentado en esta población, a la que les unen raíces familiares.

La primera, ha explicado el alcalde, "es una persona oriunda de Villarroya, que se fue a trabajar a Valencia y hace poco volvió con su marido". Esta vecina atiende una casa rural y su compañero teletrabaja. Una experiencia positiva ya que, al poco tiempo, otro matrimonio se ha instalado también en Villarroya de los Pinares, dedicándose igualmente a trabajar en remoto. Son cuñados de los anteriores.

Espacio de coworking

El teletrabajo es una oportunidad para que "lleguen nuevos pobladores o que aquellos que tuvieron que emigrar a Barcelona, a Zaragoza o a Valencia puedan volver", ha señalado el alcalde.

Por ello, el proyecto más inmediato del Ayuntamiento es "recuperar el antiguo horno para crear un espacio de 'coworking', con wifi y el resto de instalaciones que puedan necesitar los usuarios para desarrollar su actividad económica". Cuenta con una subvención del Fondo de Inversiones de Teruel (FITE), y ya han iniciado los trámites de licitación de las obras.

Diego Villarroya espera que el centro de 'coworking' esté operativo "para abril de 2022". Para que sea efectivo, el alcalde ha reclamado la necesidad de contar con "una buena conexión por internet porque la que tenemos ahora no es suficiente, sobre todo cuando viene más gente al pueblo".

La mejora de la conectividad digital sería también de utilidad para otra de las actividades económicas que están despegando en esta localidad, como es la del turismo de naturaleza, con varias casas rurales, rutas senderistas y recorridos para bicicletas BTT, a lo que se acaba de unir este verano una zona para autocaravanas. Se trata de nuevas actividades que se unen a los sectores tradicionales de este municipio, cuya economía ha estado basada en la agricultura, la ganadería y los pequeños comercios y negocios familiares.