"Existe mucha desinformación"

Natalia Lamana acaba de terminar los estudios del grado en Historia por la Universidad de Zaragoza, pero sus visos sobre su futuro profesional no arrojan demasiada luz. "En Humanidades, y sobre todo en Historia, la tasa de paro es muy elevada. Estudié por vocación porque quería ser profesora de secundaria, pero en realidad hay más salidas", defiende la joven.

No obstante, achaca a la "desinformación", tanto de la opinión general como del propio seno universitario, esa visión de que sea una carrera sin salidas. "Hasta el último año de carrera no hemos tenido una profesora que nos guiara hacia el futuro profesional. Muchos hemos acabado la carrera sin saber qué hacer a continuación. Vivir de la investigación es muy complicado. Es difícil tener un puesto fijo con un salario digno ya que cada vez prima más la temporalidad a través de la figura del profesor asociado...", comenta Lamana.

Cuando comenzó el verano, esta chica de 22 años se enfrentó a un dilema: ¿realizar unas prácticas de la universidad dando charlas turísticas o trabajar en la sección de aprovisionamiento de Ikea? Aunque Natalia asegura que la primera opción le interesaba más por la experiencia profesional, la escasa remuneración que ofrecían le hizo decantarse por dedicar su verano al gigante sueco, donde podría ganar un sueldo con el que continuar su formación en danza durante el resto del año. Además, otro motivo que le incentivó a probar suerte en Ikea fue el obtener experiencia en otro tipo de áreas empresariales y ganar así habilidades en otros campos.

Respecto a su futuro profesional, la ya historiadora explica que «no queda otra» que seguirse formando», aunque al ser algo «tan vocacional» no le importa seguir aprendiendo. Sin embargo, llega un momento en el que surge la gran pregunta: "¿Cuánta formación necesito para entrar en el mundo laboral? ¿Cuándo voy a empezar a trabajar?".

Eso sí, Lamana lo tiene claro: volvería a matricularse en Historia sin pensarlo.

"La situación es muy triste"

Andrés García es periodista. S.E.

Cuatro años después de comenzar el grado en Periodismo, Andrés García descarta estar trabajando en un corto lapso de tiempo para lo que se ha formado. «No tenía muchas esperanzas de trabajar de lo que estaba estudiando, no me llenaba y los profesores nos avisaban de que el acceso al mercado laboral era complicado», lamenta Andrés. «La ilusión con la que habíamos entrado se nos iba poco a poco. Existe una perspectiva muy negativa con respecto al sector del periodismo», comenta.

Este joven de 21 años ha encontrado su primer oficio en una portería de un bloque de viviendas del centro de Zaragoza, donde sustituye a un amigo de sus padres que está de vacaciones este verano y saca las basuras de la vivienda contigua a su portería. «Es mi primer trabajo, quería ganar un poco de dinero y se me presentó la oportunidad», explica.

Sin embargo, este estudiante de Periodismo cree que la gente tiene que «tirar por estas vías secundarias» porque «lo necesitan» para pagar el alquiler, emanciparse o pagarse los estudios. «Es una situación muy triste, con, por ejemplo, contratos temporales injustos. Es un contexto generalizado y no solo en gente de mi edad, también en personas más mayores que tienen que renunciar a trabajar de lo suyo para sobrevivir. Al final, se junta el hambre con las ganas de comer», resume García.

De momento, el recién egresado en Periodismo ha tomado la decisión de continuar formándose en el campo de la comunicación. «Apuesto por la formación profesional. A partir de septiembre empezaré un grado superior de realización audiovisual. Confío en poder conseguir un trabajo en algo que me guste en televisión, productoras, cualquier medio de comunicación...».

No pierde la esperanza este joven zaragozano, que ansía «aprovechar su creatividad» para trabajar en lo que siempre quiso desde que orientó su formación hacia el sector audiovisual. 

"Tendré que irme al extranjero"

Cris Guillén ha terminado Nutrición. S.E.

Con 22 años, Cristina Guillén se acaba de graduar en Nutrición Humana por la Universidad de Zaragoza. Como tantos otros compañeros de carrera, ve difícil entrar en el mercado laboral de lleno al enfrentarse al ya clásico dilema de la juventud y la experiencia.

"En Nutrición echas currículos y ni te llaman… Sé que a mis amigas de letras y ciencias sociales, de grados como Economía o Márketing, les llegan ofertas de trabajo desde la universidad. Pero a Nutrición solo llegan ofertas para las practicas obligatorias".

Guillén cuenta que ella las realizó en la sanidad pública, lo que es casi un sinsentido pues no existe la opción de quedarse en el puesto donde se han formado. Y añade que en las redes de búsqueda de trabajo, como Infojobs, tampoco ofrecen puestos relacionados directamente con la titulación obtenida.

Mientras tanto, Cristina lleva cuatro años aprovechando sus vacaciones de verano o las Navidades para trabajar en Correos. Cuenta que le da cierta independencia económica, pero que, evidentemente, no le ayuda a engrosar su currículum como nutricionista.

"Tengo en torno a ocho meses cotizados desde los 18 años, pero nada de esa experiencia ha sido en el campo en el que me he formado para dedicarme en el futuro", asevera esta zaragozana. Por el momento, esta joven estudiante planea seguir formándose mientras busca ampliar esa experiencia tan demandada: "Voy a hacer un máster online este año. Mi idea es buscar una clínica, aunque sea a media jornada. No sé qué tal me va a ir en el futuro, porque ofertas hay pocas. Algunas compañeras que egresaron hace años me dicen que eso es lo que se requiere en todos los laboratorios: experiencia" .

Sin embargo, Guillén tiene claro dónde reside el problema para los de su gremio: "En España está poco valorada la nutrición, el mercado laboral está muy poco desarrollado. Ya no es que quiera ir, que también, pero es que tenemos que irnos a Europa a trabajar, el campo está mucho más valorado".