María Domínguez (Pozuelo de Aragón, 1882-1936) ha sido enterrada este domingo en el cementerio de Fuendejalón 85 años después de ser fusilada por los fascistas al inicio de la guerra civil española. La que fuera la alcaldesa de Gallur durante un año en la Segunda República y, también, la primera alcaldesa democrática del Estado, ha sido por fin despedida dignamente después de llevar décadas sepultada en una fosa común, donde su cuerpo fue encontrado a finales del pasado enero. En un acto presidido por el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, el pueblo entero ha rendido homenaje a una figura a la que se le recuerda por su lucha a favor de la igualdad, el acceso a la educación y los derechos de las mujeres.

Los restos de Domínguez han sido enterrados cuidadosamente bajo una losa junto al mismo ciprés que llevaba décadas guardando su cuerpo, arrojado con desprecio a una zanja junto a otro hombre que también fue ayer reinhumado. Todavía se desconoce la identidad de esta persona pero fue despedida con los mismos honores que la exregidora. En palabras de la presidenta de la entidad memorialista Asociación de Familiares y Amigos de los Asesinados y Enterrados en Magallón (Afaaem), Pilar Gimeno, con este acto no solo pretendían honrar la memoria y recuperar la dignidad de la exalcaldesa, sino representar «todo lo que ignoramos todavía y todo lo que nos queda por hacer», refiriéndose a los miles de muertos que siguen yaciendo en las cunetas y junto a las tapias de los cementerios de todo el país.

Afaaem ha sido precisamente la entidad que luchó desde un principio por desenterrar los restos de Domínguez y darles el tratamiento que merecían. Con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, la presidenta de esta asociación ha recordad ante el féretro de la primera alcaldesa de la España democrática a todas las personas per perdieron su vida por «soñar con un país alejado del oscurantismo» así como por valores como la libertad, la igualdad y la fraternidad. «Viva la república», ha sentenciado puño en alto. «Viva», le ha respondido el público cuando Gimeno cerró su discurso mientras ondeaba una bandera tricolor.

Autoridades y una sorpresa

Al acto, además de numerosos vecinos, han acudido también el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, el de las Cortes, Javier Sada, el director general de Memoria Democrática del Ministerio de la Presidencia, Diego Blásquez, el consejero de Educación y Cultura de la DGA, Felipe Faci, y el alcalde de Fuendejalón, Javier Tolosa, entre otros. Asimismo, por sorpresa y por su propia cuenta, según ella misma ha contado, ha asistido también la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que en su despacho tiene presente una imagen de Domínguez. «Porque ella fue muchas otras hemos sido. Me hacía muchísima ilusión estar hoy aquí», ha mencionado al ser preguntada.

Durante el funeral se han firmado las actas que hacen constar la entrega de los restos mortales de Domínguez y el otro represaliado a su familia y al consistorio de Fuendejalón, respectivamente. A los descendientes también se les ha dado una caja con los objetos personales (una peineta, orquillas y los restos de unas sandalias) que se encontraron en la fosa común, situada en el mismo lugar donde ha sido enterrada aunque esta vez de forma digna. Los familiares, por cierto, han recordado que fue su intención siempre que los restos de «la tía María», como la conocían, yacieran en Fuendejalón, donde fue asesinada, y no en Pozuelo donde nació o en Gallur donde ejerció.

Antes del entierro, María Domínguez ha sido nombrada hija adoptiva de Fuendejalón en un acto previo al que han asistido muchos vecinos del pueblo y en el que se le ha dedicado una jota.

El lugar de enterramiento de Domínguez, situado junto a la tapia en la que se le fusiló, será declarado, según recordó Lambán, Lugar de Memoria. Junto a la tumba, por la que este domingo han desfilado muchas personas dejando claveles, hay un cartel explicando su historia. A María la mataron, pero sus ideas y su legado siguen vivos. Y ahora también reconocidos.

La feminista obrera y sindicalista que siempre soñó con ser maestra

María Domínguez fue alcaldesa de Gallur a partir de 1932 después de que la corporación dimitiera. Fiel a los valores republicanos, accedió a convertirse en regidora pero su verdadero sueño en realidad fue siempre la enseñanza, aunque nunca llegó a ejercer como maestra porque una enfermedad le apartó de su destino. Domínguez fue una férrea defensora de los derechos de las mujeres y de la igualdad. Fue víctima de violencia machista por parte de su primer marido, con el que le casaron, y el segundo fue fusilado pocos días antes que ella. Sindicalista de la UGT, también fue conferenciante y escribió en medios como ‘El País’, ‘Ideal de Aragón’ y ‘Vida nueva’. En el libro ‘Opiniones de mujeres’ dejó plasmadas sus vivencias y su ideología.