Se acabó el tiempo de los anuncios, de las promesas y de los compromisos. Tras un año y medio en el que la crisis sanitaria lo ha alterado todo, ha llegado la hora de que el Gobierno de PP-Cs en el Ayuntamiento de Zaragoza empiece a ejecutar, a traducir en hechos todos los proyectos que durante los dos primeros años de legislatura ha ido promocionando. Es ahora cuando se tiene que producir un punto de inflexión lógico tras dos años de planificación y anuncios y toca afrontar el sprint final con hechos.

El inicio del curso político va a estar marcado por la negociación con Vox para tratar de firmar un acuerdo que le permita al consistorio acabar con el agujero económico de 8,7 millones correspondientes al remanente de 2020. El alcalde, Jorge Azcón, que aprovecha cualquier ocasión para promocionarse a nivel nacional, trató de zanjar este asunto antes de agosto. Lo hizo presentando una modificación de crédito que pensó que contaría con el beneplácito de Vox, pero no fue así. Ahora, la responsable de las cuentas públicas, María Navarro, ha recuperado las conversaciones con la ultraderecha para alcanzar el primer acuerdo del curso.

Es vital para no tener que diseñar unos presupuestos para 2022 condicionados por este saldo negativo. Al Gobierno de PP-Cs no le interesa nada tener que hacerlo con esos casi nueve millones menos porque quiere volver a aumentar la inversión y presentar unas cuentas expansivas que le permitan, esta vez sí, ejecutar todos los proyectos que este año se van a quedar en 'standby', sin empezar, o atascados en Contratación. Como dato, por ahora solo se ha ejecutado el 18% de la inversión prevista, es un 3% menos que en 2019 y una cifra que el año que viene no puede permitirse. 

Antes de los comicios

Por si fuera poco, las cuentas de 2022 son especialmente importantes porque serán una carta de presentación, un escaparate a pie de calle de cara a los comicios, y porque en año electoral rara es la vez que hay acuerdos de esta magnitud.

Podría decirse que la negociación del remanente es el preámbulo de lo que será la de las cuentas. Un presupuesto postpandemia que contará con más ingresos, tras la drástica caída registrada durante el 2020, y con la llegada de fondos europeos.

Fuentes del Gobierno de Azcón confirman que llegará financiación de Europa, un balón de oxígeno que dirigirán a cumplir con una de sus señas de identidad: la sostenibilidad, la movilidad eléctrica, la lucha contra el cambio climático. O mejor dicho, con uno de los compromisos del alcalde, que Zaragoza sea una ciudad neutra en 2030 y que sea una de las primeras en tener una flota de autobuses 100% eléctrica.

Este es uno de los proyectos más potentes que preparan desde PP-Cs, que marcará un antes y un después, y la inversión que exige no es baladí, más de 150 millones. Pero es solo un ejemplo porque el consistorio pretende que Europa financie más programas de desarrollo urbano, como la reforma de las riberas del Huerva, la rehabilitación integral de Balsas Ebro Viejo o la creación de más barrios solares.

El resultado condicionará lo que queda de una legislatura que estará marcada por los congresos regionales. El del PP todavía está sin fecha y hay un sector que ve a Azcón asumiendo la dirección del Partido Popular en Aragón. Y otros tantos que lo ven dando el salto a Madrid, aunque Azcón sigue diciendo que se ve como alcalde.

La segunda negociación que se desarrollará antes de final de año será la de las ordenanzas fiscales, que irán en la senda del acuerdo de PP-Cs de bajar los impuestos y las ventajas fiscales que permitan atraer inversión y crear empleo y que tendrán que hacer hueco, en parte, a las exigencias de Vox, su socio preferente. Mientras, la oposición seguirá de espectador frente a esta relación PP-Cs-Vox, aunque ya avisan de que endurecerán su discurso y pondrán en aprietos al alcalde.

Pero no hay que fiarse de la ultraderecha, que el año pasado ya puso en apuros al Gobierno durante la negociación de las cuentas y tumbó, con la ayuda de la izquierda, algunos de sus proyectos más señalados, como el plan de Zamoray-Pignatelli o la supermanzana de San Francisco. Dos de las más sonados y, por cierto, de Cs. Y es que la sintonía entre el PP y Vox ha sido buena desde el principio, pero los liberales siempre que tienen ocasión marcan sus diferencias.

Fuera de los despachos, de las negociaciones y cesiones, es el momento de trasladar del papel a la calle los proyectos. Esos «pioneros», como le gusta decir al Gobierno de PP-Cs. Las obras de la prolongación de Tenor Fleta marchan a buen ritmo, la operación asfalto está a punto de finalizar, la construcción de la primera supermanzana en Salamero, acelerada tras el derrumbe de su cubiertas, empezará a tomar forma en los próximos meses, pero las máquinas tienen que entrar en la avenida Navarra, en San Miguel, en la de Cataluña o en las plaza de los barrios obreros y tradicionales, en Giesa, en la escuela infantil de Parque Venecia, en el parque grande José Antonio Labordeta.

Ahora toca iniciar los trabajos de rehabilitación en las viviendas sociales, de empezar a poner verde en la ciudad bajo la etiqueta del Bosque de los Zaragozanos, de mejorar el entorno de Zamoray-Pignatelli, de crear una zonas de bajas emisiones y, lo que será más polémico, de reordenar las líneas de bus de cara a la próxima licitación del servicio.