El ajetreo en la cafetería, en los pasillos y en el propio hemiciclo hablaron por sí solos. La presencialidad total ha vuelto al Parlamento aragonés después de casi dos años a medio gas tras el parón de la pandemia, que después obligó a recuperar la actividad con nuevas rutinas y la prudencia que imponían el desconocimiento y el temor al virus. Todavía con mascarillas y con mamparas protectoras, la Cámara recuperó ayer en la primera sesión plenaria del curso político el brío de otros tiempos.

Todos los diputados dieron la bienvenida desde sus escaños a la nueva parlamentaria de Podemos, Marta de Santos. Y también la tribuna de invitados volvió a estar poblada, con un 50% de aforo. Es el inicio político del tiempo de descuento. La legislatura cambia de página y ya huele a elecciones. Con tres de los partidos de siempre aguardando a sus procesos internos y el cambio (o no) de líder, y los procesos de confluencia por definir en la izquierda, llega el momento de marcar posiciones.

El cuatripartito tiene por delante la prueba de fuego de mantenerse en los dos años que quedan de legislatura, buscando el equilibrio inestable entre el consenso y el espacio propio. El PSOE y Podemos volvieron a dejar ver sus matices en el operativo antiincendios y por el futuro de Candanchú. Siguen en el mismo barco, pero cada uno empieza a dirigirse más a quienes serán sus pasajeros en la próxima campaña. Y lo hacen todavía sin saber con quién compartirán el camino, hasta que se despeje la incógnita de las confluencias de izquierdas.

La extrema derecha, con vientos favorables a escala nacional, replicó los mismos mensajes que parecen funcionar en el Congreso. En contra del autonomismo y mostrando desprecio a las lenguas propias los de Vox sacaron a la tribuna sus mensajes más radicales y la teatralización de la política abandonando, incluso, el pleno. Mientras, los populares lideran la oposición en este inicio de curso sin saber, tampoco, si su actual presidente y portavoz lo seguirá siendo en unos meses. Y Ciudadanos, predispuesto a volver a apoyar los presupuestos, volvió a intentar sacar las costuras del cuatripartito. Todos le han dado la vuelta al reloj de arena.