-El curso acaba de empezar en la Universidad de Zaragoza. ¿Qué espera de este año académico y que cambia respecto al anterior?

-El gran cambio es que durante el curso volveremos a la normalidad. Mantenemos las medidas y somos continuistas en ese sentido, pero con la esperanza de ir a la presencialidad. También tenemos alguna titulación nueva, unos 200 alumnos más, la Universidad europea lleva un proceso de aceleración imparable y es el curso en el que espero ir a Filosofía y Letras para decir que ya está terminada la nueva facultad. Además, es el curso donde anunciaremos un nuevo acuerdo de financiación con el Gobierno de Aragón.

-Personalmente, ¿más tranquilo porque ya no hay elecciones a la vista?

-Sí. Tuve un final de mandato que no se lo deseo a nadie porque afrontar una pandemia en funciones te limita a la hora de tomar decisiones y fue difícil. Después llegaron las elecciones, las primeras con voto electrónico, lo que generó alguna oposición en el Consejo de Gobierno. La campaña, con cuatro candidatos, fue dura y eso también conllevó un desgaste.

-Hablaba antes de la financiación. ¿Para cuándo el anuncio del acuerdo con la DGA?

-El acuerdo con la consejería está prácticamente cerrado y confío en que esta semana próxima podamos tener ya algo que presentar. No voy a hablar de cifras, porque eso le corresponde a la consejera o como poco a los dos.

-¿Pero la cifra va a ser mayor que el convenio anterior?

-Si no fuera mayor, no habría acuerdo. Este año hemos trabajado con una prórroga, sin tener en cuenta el incremento de mejora que tenía el convenio y los gastos sobrevenidos, y eso nos ha hecho tener una financiación nada satisfactoria. Si tuviéramos que tener otra prórroga en estas condiciones, la situación sería realmente dramática porque este año hemos sobrevivido mal. El acuerdo con la DGA se hizo con la sana intención de mejorar la posición relativa de la Universidad de Zaragoza y lo que ha ocurrido es que todas las comunidades fueron más ambiciosas y nosotros hemos empeorado posiciones. No sé cómo nos mantenemos entre las 600 mejores universidades del ránking de Shangai porque con esta situación es difícil.

-Le veo muy crítico con el tema.

-Es que, ¿cuándo nos vamos a creer de verdad que de las crisis se sale con educación superior e investigación? Todo eso supone dinero y escucho a todos, sean del partido que sean, decir que la investigación es muy importante, pero no puede quedar todo en un papel. Más del 75% de la investigación se hace en las universidades públicas y espero que nos lo creamos. España se equivocó en 2008 porque todos los países del entorno incrementaron su gasto y España lo primero que hizo fue reducir.

-¿Estas exigencias las ha llevado a la negociación con la DGA?

-Sin duda.

-Deduzco entonces que la inversión en investigación protagoniza gran parte del acuerdo con la DGA.

-Debe serlo en la financiación por objetivos. Nosotros vamos a multiplicar por cuatro nuestra dedicación a la investigación con fondos propios y esto quiere decir que cada año vamos a invertir 1,3 millones. No sé de donde los voy a sacar, pero los tengo que sacar. Nos están llamando empresas para participar en proyectos, pero mis investigadores están ahogados. No podemos contratar a más gente porque no tengo dinero para ello. La gente no llega y me da miedo que colapse, porque entonces los jóvenes pierden la ilusión. La Universidad de Zaragoza está envejecida y a los jóvenes hay que darles motivación.

-¿Ha sido una negociación tensa con la consejería?

-Aquí se pactan hasta los desacuerdos. No ha sido fácil porque si lo hubiera sido, en marzo ya hubiera habido acuerdo y estamos en septiembre. Entiendo que la situación económica no es fácil, pero es una cuestión de prioridad. Si hay que decir que la universidad y la investigación no lo son, que se diga.

-¿A cuánto asciende ahora mismo la deuda del campus público?

-Está cerca de los 7 millones y la que la DGA tiene con nosotros es algo más alta porque todavía no se nos ha pagado la bajada de matrículas o las subidas de sueldo. Hemos hecho una política muy austera y es milagroso estar donde estamos, pero no podíamos soportar la deuda de más de 20 millones de euros que había hace cuatro años. Logramos bajar dos millones por año y mi compromiso ahora es bajar uno y el resto dedicarlo a investigación.

-Han vuelto las clases, pero también llega la semana del Pilar. ¿Le preocupa que haya repuntes?

-Por esto precisamente la Universidad de Zaragoza está siendo más prudente que otras, que han ido a la presencialidad total. Aquí en Aragón ya se entiende que el Pilar puede ser un punto disolutivo y dar una imagen de que todo está terminado, sobre todo a aquellos que por edad más participan en las fiestas, no sería muy responsable antes de las fiestas. Los decanos y los directores de centro tienen miedo de hacer una apertura del 100% y, dentro de dos semanas, que todos se vayan a casa por si hay problemas durante el Pilar.

-¿Tienen algún plan para controlar los botellones en el campus durante el Pilar?

-Hay previstos cierres tempranos y nuestra seguridad estará reforzada. Se ha hablado con Delegación y Subdelegación del Gobierno para que haya presencia policial. Este operativo ya funcionó el año pasado.

-¿Contemplan vacunar dentro de la universidad?

-Sanidad no lo contempla porque hay posibilidad de citar en los centros de salud, pero lo que sí estamos haciendo es una campaña de concienciación con aquel estudiantado que viene de fuera de Aragón y no está vacunado. Se les asigna un centro de salud y un punto de vacunación. En cualquier caso, las instalaciones del campus San Francisco están a disposición por si se consideran necesarias en algún momento para vacunar. La ventaja es que ya sabemos hacerlo y no se improvisa.

-¿Está satisfecho con la oferta académica del campus?

-Satisfecho con la oferta sí, pero estoy muy preocupado porque Humanidades no repunta. Creo que tenemos un error social. La gente responde a estímulos y este año ha subido mucho la demanda en enfermería tras el covid, porque ha generado muchas vocaciones, pero en humanidades no hay mejoría y una sociedad que olvida las humanidades no tiene futuro. Me preocupan grados como Geología, con una gran colocación laboral, o algunas ingenierías. Esto es algo que pasa en todas las universidades y todo pasa por ofertar una mayor transversalidad.

-¿Van a aumentar la plantilla docente?

-Seguimos con la política de estabilización del empleo y no estamos mal, porque hemos reducido mucho la tasa de temporalidad. Lo único que ocurre es que, de nuevo, las jubilaciones han crecido. Sorprendentemente hay personas que a los 64 o 65 años ya se está yendo. Cubrimos esas plazas con figuras docentes creadas con la DGA, que permiten subsanar la situación sin tener que contratar más profesores asociados.