Desde 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el abuso de los videojuegos como una adicción catalogada. La OMS propone tres supuestos para considerar el abuso como una enfermedad: «Si la persona no es capaz de controlar cuándo empezar a jugar y cuándo poner fin a la partida, cuando sitúa los videojuegos frente a otras actividades de su vida diaria y cuando, pese a las consecuencias, la persona es incapaz de dejar de jugar».

Con tiempo, este tipo de prácticas abusivas han dejado de estar focalizadas en países con larga tradición tecnológica, como pudiera ser Japón, y se han extendido hasta casi cada rincón de los países más desarrollados. Esto incluye también a Aragón. 

La unidad de psiquiatría infantojuvenil del Hospital Universitario Miguel Servet se encarga de tratar a niños y adolescentes que sufren una adicción a las pantallas. El doctor José María Civeira es uno de los responsables de esta unidad y cuenta que «aunque el pico de casos se da entre los 12 y los 14 años también se ven casos en niños de 8 años».

Aunque según los especialistas el niño o el adolescente no debería pasar más de una hora jugando a videojuegos, a la consulta del doctor Civeira han llegado casos de niños que durante el verano han llegado a pasar entre seis y diez horas seguidas jugando a juegos en linea.

El psiquiatra explica que el modelo de adicción en el cual se ha incluido la adicción a los videojuegos según El Nida (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos) es similar al que provocan la adicción a drogas duras como pueden ser la cocaína o la heroína.

Una adicción de este tipo a tan temprana edad supone, según el doctor, un gran problema ya que «el cerebro está todavía desarrollándose». «Hay que tener también en cuenta que una adicción de este tipo supone abandonar las actividades propias de la edad, como pueden ser el deporte o las actividades de tiempo libre con los amigos», explica Civeira.

El perfil de un niño o un adolescente que es más propenso a sufrir este tipo de adicciones suele incluir una serie de características, «suelen ser personas con una estructura familiar que le hacen ser independientes desde una edad muy temprana, ellos mismos organizan su tiempo social. Niños que tienen un supervisión parental muy limitada o que bien ellos mismos tienen las habilidades para ocultar a los mayores el tiempo que están dedicando a las tecnologías». El psiquiatra añade que, normalmente, las señales de alarma surgen por un bajón de las notas en el colegio o por un aislamiento social

Aunque el tratamiento para este tipo de enfermedad es personalizado y depende en gran medida de los detalles de cada caso, el Sistema de Salud Español ofrece una atención multidisciplinar que abarca un punto de vista biológico, uno psicológico y uno social, tratando así al paciente en ámbitos como pueden ser el escolar o el familiar.

El doctor Civeira recuerda que aunque las pantallas y los dispositivos electrónicos pueden ser beneficiosos, «los niños tiene que aprender a usarlas tecnologías de forma sana».