Épila es una localidad dinámica. Posee dos polígonos industriales con empresas de distintos sectores y cuenta con una fértil huerta a orillas del río Jalón, así como con amplias extensiones de secano. De forma que BonÀrea vendrá a reforzar «indudablemente, el crecimiento y el empleo», como dice Maite, una residente.

Pero ningún epilense sabe calibrar el impacto real que tendrá la instalación del macromatadero industrial sobre la situación de partida. El mercado inmobiliario se mueve, los gremios locales toman parte en el gran proyecto y los trabajadores venidos de fuera dan mucha vida a los bares, a las tiendas y los hostales.

Claro que eso, piensan todos los vecinos, es temporal, durará mientras duren las obras. Falta por saber en qué medida se beneficiará Épila cuando en 2029 concluya el proceso de construcción de BonÀrea y todo el complejo entre en funcionamiento. Jorge, gerente del Café Bar 63, piensa que «la cosa aún no se ha movido mucho» y cree que «más adelante» se notará realmente el efecto del complejo agroindustrial en la localidad.

Javier, del Café Bar 63, señala que BonÀrea no ha generado "todavía" mucho movimiento en Épila. ANDREEA VORNICU

Quedarse o no quedarse

Sin embargo, Cristina Pueyo, que trabaja de cajera en el supermercado de BonÀrea en Épila, piensa que el cambio «ya se ha notado una barbaridad». «Se alquilan viviendas, se compran casas y solares y los gremios locales han encontrado trabajo en las obras del matadero», explica.

Además, apunta, «los jóvenes que se habían ido regresan al pueblo y una mayoría de ellos estudia el grado de Alimentación para adaptar su currículo con la vista puesta en la posibilidad de colocarse en BonÀrea».

Pero Silvia, de la carnicería Murillo, no está segura de que los epilenses copen los puestos de trabajo en las instalaciones del matadero». Además, subraya que existe el riesgo de que «venga mucha gente de fuera a trabajar pero no se quede a vivir aquí».

Antonio, que es autónomo, opina que «sería bueno si una parte de los trabajadores se quedaran a vivir aquí». «Pero van a poner autobuses y eso indica que habrá mucha movilidad», sostiene.

Asimismo, considera que Épila va a tener que «competir» con otras localidades del entorno, desde La Muela a La Almunia de Doña Godina, para captar a las familias que se afincarán en la comarca.