El valle del Aragón ha cogido aire por fin este lunes después de meses con la respiración entrecortada por la apertura de la estación de Candanchú. Hoy, la sensación generalizada es "muy positiva", pero, sin embargo, todo el sector apunta hacia un mismo objetivo. La solución, dicen, no reside en coger una bocanada de aire para salvar la temporada, sino en la necesidad de aprovechar el diálogo desplegado para poner en marcha un plan estratégico para la nieve que sirva de pulmón económico para el valle.

Empresarios, trabajadores y alcaldes de los municipios que ocupan el radio de acción económica del complejo de esquí no dudan en señalar su "satisfacción" por la nueva de la reapertura. "Hay muchas familias y mucha gente que puede respirar al leer la noticia", comenta Luis Terrén, alcalde de Villanueva. De hecho, el anuncio incluso se ha recibido "con mucha ilusión", tal y como asevera Lucas Sáez, presidente de la Asociación de Empresarios de Candanchú. "Desde el principio cualquier fórmula iba a ser buena y bien recibida. Lo tenemos como un primer paso para un largo camino que hay que recorrer. Ya hemos dado el primer paso con la implicación de todas las administraciones", indica Sáez.

Sin embargo, para una herida que supura desde hace tiempo no basta con un parche. Ahí, en que la ayuda del Gobierno de Aragón no se quede en una simple venda, radica la inquietud de todo el valle del Aragón. Algunos, como el alcalde de Villanúa sí muestran su inquietud por conocer si hay una apuesta clara. "Creo que sí es un parche. Necesitamos un plan de futuro que conecte toda la nieve de Aragón, y ahora es el momento", sentencia. Otros, como Juan Manuel Ramón, creen que la solución es más que eso. El regidor consideraba "esencial" abrir esta temporada porque de lo contario los esquiadores "se hubieran quedado huérfanos", lo que provocaría perder clientes de forma permanente para la estación. Por su parte, el alcalde de Canfranc incide en que se ha colocado "una primera piedra imprescindible" para el futuro plan de la nieve, aunque "todavía no es suficiente".

Al límite del tiempo

Cuando el valle del Aragón se manifestó a principios de septiembre para reclamar la reapertura de Candanchú, lo hicieron también para pedir urgencia en el proceso. El balón de oxígeno en forma de crédito que la DGA ha lanzado para salvar la temporada ha llegado sobre la línea roja de tiempo. Todos coinciden en que "aunque tarde, lo importante es que solución ha llegado". "Hubiera sido lo mejor que llegara en mayo o junio. Ahora es necesario que la estación se ponga a trabajar y comiencen las labores de mantenimiento ya desde mañana", enuncia Fernando Sánchez, el alcalde de Canfranc. De todos modos, la lentitud afectará sobre todo a la comercialización, dado que otras estaciones "ya les llevan ventaja", pero el sector subraya que el esfuerzo en la campaña será "extraordinario".

No obstante, en general, empresarios y regidores muestran su comprensión dadas las decisiones "garantistas" de la Administración Pública. Entienden que la maquinaria autonómica es lentas y que su sentencias son "difíciles de tomar", por lo que destacan la necesidad de haberle echado "imaginación" en las negociaciones para sortear los obstáculos legales para la financiación de la reapertura.

Por ahora, la pelota para salvar esta temporada queda en el tejado de los trabajadores de la estación, que deben realizar las labores de mantenimiento a contrarreloj para que todo esté a punto para dentro de dos meses. Entre los empleados reina "una mezcla de sensaciones", explica Juan Antonio Rodríguez, presidente del comité de empresa. "Es positivo para todos incorporarse a trabajar después de tantos meses, pero por otro lado hay incertidumbre", asevera. Además, parece que la falta de certezas en Candanchú ha hecho mella en la plantilla. "Hay compañeros que no se van a incorporar y que han pedido excedencias. Mientras estaban de ertes han encontrado mayor estabilidad y mejores condiciones en otras estaciones. Hay incertidumbre año tras año", apunta Rodríguez.

En resumen, el sentir generalizado de todos los que han estado sufriendo por el cierre de la estación es algo ambiguo. Al optimismo del triunfo a corto plazo le acompaña la sensación de inquietud en el largo. Con este telón de fondo, en el valle del Aragón insisten en ir «todos de la mano» para afrontar la competencia con otros complejos turísticos de la mejor forma posible. Inciden en que el rival no está en otros valles que disponen de estaciones aragonesas», y añaden que existen otros retos como la crisis climática. La conclusión es clara: se debe explotar «todo el potencial» de la nieve aragonesa.