Aragón registró el año pasado 196 agresiones a sanitarios, en su mayoría verbales y dirigidas sobre todo a mujeres. Una de ellas, con una arma blanca de por medio, la sufrió una médica del centro de salud José Ramón Muñoz Fernández, en el paseo Sagasta de Zaragoza. El autor de la misma acaba de ser condenado a diez meses de cárcel, si bien no será privado de libertad por ser considerado un delincuente primario al no constarle antecedentes penales.

Los hechos por los que ha sido condenado Miguel Díaz tuvieron lugar a las 19.00 horas del 28 de junio. Este zaragozano solicitó ser atendido en urgencias, siendo recibido por la víctima en el interior de su consulta. Allí le refirió que tenía un dolor de espalda, momento que aprovechó para, de forma sorpresiva, sacar un arma blanca que tenía oculta en la ropa y se abalanzó sobre la doctora. Inmediatamente le puso el cuchillo en el abdomen, al mismo tiempo que le exigió la entrega de todos los informes médicos que hubiera a su nombre.

La doctora, según los hechos probados de la sentencia, le intentó calmar y disuadirlo de sus intenciones. Pasados diez minutos depuso su actitud y se marchó no sin antes advertirle de que volvería.

La víctima temió por su vida. Muestra de ello es que, tal y como quedó acreditado a nivel forense, sufre lesiones psíquicas como insomnio, sentimientos de miedo y vulnerabilidad por los que ha requerido tratamiento farmacológico. Un cuadro de estrés postraumático que el abogado de la facultativa, Carlos Fuertes, consiguió de cara al fallo que sea considerado como un delito de lesiones que se une a otro de atentado a funcionario sanitario y de ahí la condena de 10 meses para este hombre que en el momento de los hechos padecía una disminución de sus capacidad cognitivas y volitivas por un trastorno psicológico que padece.

Junto a condena a prisión, la jueza le impuso una multa de 120 euros por un delito de coacciones, así como una prohibición de aproximación a menos de 200 metros de la doctora, de su domicilio, de su lugar de trabajo y de cualquier lugar que frecuente por tiempo de cinco años. Tampoco podrá comunicarse con ella de ninguna forma. Que no ingrese en la cárcel está condicionado a que el penado no delinca en el plazo de dos años porque en caso contrario se revocará la medida.