«Quiero vivir de las ovejas como se hacía antaño. Con ellas soy feliz», asegura Saúl Soláns, de 18 años y vecino de la localidad oscense de Almunia de San Juan (Cinca Medio), que este martes se acercó a Figan para conocer de primera mano las últimas novedades de una ganadería que le apasiona. «Es un mundo que he vivido desde pequeño. Me llena tanto que me da igual que sea difícil o que no pueda irme a la playa», explica ilusionado. Ahora mismo estudia un grado de FP de producción agropecuaria en Alfarrás (Lerida) y tiene ya un rebaño de 40 ovejas pero de cara al futuro «me gustaría tener una explotación más grande para ovino extensivo». De momento tiene 40 ovejas que pastorea a diario.

La presencia de jóvenes en la feria no es residual. Saúl viene acompañado de varios amigos que también ven su futuro profesional en este sector, como es el caso de Jorge Bardina y Javier García, que ya trabajan en una granja de vacuno de cría. «Venimos sobre todo a ver que hay para hacer menos trabajo manual. Nuestros padres lo hacen como toda la vida, pero nosotros queremos tirar de tecnología», explican.

También del Altoaragón procede Jorge Ezquerra, que está al frente de la quesería tradicional La Cañabla de Broto. «Tenemos 80 cabras en ordeño y necesitamos un espacio más cómodo para ellas», explica. «Estamos limitados de espacio con el terreno que tenemos en la montaña y vamos a ver si con las nuevas tecnologías que existen nos podemos adaptar», señala, al tiempo que reivindica la ganadería «de los pequeños ganaderos» del Pirineo frente al modelo de macrogranjas que prolifera en el territorio.

Laura viene de del municipio zaragozano Biota y se dedica al sector avícola junto a su marido. «Nos hemos montado una granja de pollos de engorde hace un año y venimos a visitar a las empresas que nos ayudaron y ver qué novedades hay», explica. «Hemos empezado en plena pandemia. Ha sido un año duro, pero estamos contentos», afirma.

El porcino es otro de los grandes pilares de Figan. José Luis acaba de poner en marcha en Candasnos una granja de 2.000 cerdas madres. «Venimos a dar una vuelta y ver que se cuece», señala. Aunque este sector está en pleno auge, no oculta sus temores. «Hasta ahora hemos ido bien, pero veremos en adelante qué ocurre porque se ha cerrado el mercado de China», concluye.