Agentes de la Protección de la Naturaleza (APN) del Gobierno de Aragón han denunciado a una persona por el uso de cepos para la captura de aves protegidas en la comarca de Tarazona y el Moncayo y han retirado además otras artes utilizadas para la caza de pequeñas aves, práctica prohibida por ser una actividad muy dañina para el medioambiente.

Se trata de una actividad ilegal se suele acentuar en el mes de septiembre, cuando un gran número de aves y especies migratorias se afanan por buscar frutos e insectos para tener reservas que le permitan continuar su largo viaje hasta África.

Es por lo que los APN intensifican en estas fechas sus labores de inspección y vigilancia en zonas de huertos y ribera de ciertos pueblos en los que hay antecedentes o sospecha de la práctica de esta actividad, informa el Gobierno de Aragón en una nota de prensa.

Fruto de esta vigilancia se ha denunciado a una persona que tenía instalados cepos del tipo de “costilla”, cebados con hormigas aladas, en fincas colindantes a su huerto y que había capturado aves insectívoras como zarcero común, papamoscas cerrojillo y ruiseñor bastardo, todas ellas incluidas en Listado de Especies Silvestres en régimen de Protección Especial (R.D. 139/2011) y un colirrojo real, incluido como Vulnerable en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

En otra actuación llevada a cabo por los APN, en coordinación con Agentes Medioambientales de la Junta de Castilla y León, se ha retirado una red japonesa en la que había atrapados 14 pájaros de distintas especies, cuatro de ellos ya muertos.

Los métodos utilizados acarrean numerosas capturas, sin diferenciación de especies, la mayoría de ellas protegidas por la Ley, a pesar de lo que hay quienes siguen usando costillas o cepos de ballesta, redes de “libro”, redes japonesas e incluso liga o “besque”, en especial en determinadas zonas de Aragón, para autoconsumo e incluso para comercialización de las aves capturadas, denuncian desde el Ejecutivo autonómico.

Una de las finalidades de las labores de inspección y vigilancia es la de prevenir este tipo de conductas, y en este sentido, en ocasiones, algunos particulares realizan entregas de artes prohibidas a los agentes, como es el caso de una persona que ha entregado 139 costillas que tenía almacenados sin uso desde hace décadas.