Santiago Ramón y Cajal es una figura borrosa para la mayoría de los aragoneses, de los españoles en general, pese a que es el único científico de este país que ha recibido el Premio Nobel en el ámbito científico, en su caso de Medicina, ya que Severo Ochoa lo hizo en calidad de ciudadano norteamericano.

El reconocimiento de la academia sueca a Cajal data de 1906, por sus contribuciones cruciales sobre la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso. Pero 87 años después de su muerte ni siquiera cuenta con un museo. Y una parte considerable de su legado conocido, compuesto por unos 28.000 objetos, se conserva en Madrid.

Se encuentra en una nave del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pendiente de que se le asigne un lugar definitivo donde pueda ser visitado, explica el científico aragonés Alberto Jiménez Schuhmacher, investigador de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (ARAID) en el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón.

De hecho, el Gobierno de Aragón y otras instituciones marginan el debate sobre la exposición de su legado en un museo con sede en la comunidad y se decantan por divulgar su figura y su obra, según un reciente acuerdo alcanzado en Huesca entre la DGA, el ayuntamiento y el CSIC.

«Cajalista, cajaliano y cajalero»,

Schuhmacher, que se define como «cajalista, cajaliano y cajalero», fue uno de los comisarios, a caballo de 2019 y 2020, de una magna exposición sobre Ramón y Cajal con motivo del 150 aniversario de su ingreso en la Universidad de Zaragoza, donde el sabio aragonés completó su formación. «El museo daría a conocer la figura de Ramón y Cajal, su obra y la de su escuela», asegura. Este museo, destaca, sería un foco de atracción nacional.

Aragón cuenta con todos los números para albergar ese futuro museo, pero la decisión está en manos del Ministerio de Ciencia e Innovación, que ha creado un grupo de trabajo para estudiar la ubicación del espacio expositivo.

En opinión de Schuhmacher, Zaragoza es «un lugar adecuado» para acoger la exposición permanente, como forma de divulgar la importancia del Premio Nobel de Medicina. «A Zaragoza llegó como un estudiante rebelde y se fue como catedrático, padre de familia y enfocado a la investigación», agrega. «Aquí permaneció su familia y su compromiso con Zaragoza y Aragón fue total», subraya. Además, sus vínculos con la comunidad son múltiples, pues residió, en diferentes momentos de su vida, en lugares como Larrés, Valpalmas, Ayerbe, Jaca y Huesca.

Microscopio de Cajal en la exposición de 2019-2020 en el Paraninfo. | EL P ERIÓDICO DE ARAGÓN

«Se me ocurren muchas ubicaciones para un museo de este tipo en Zaragoza. Tenemos edificios emblemáticos que están vacíos tras la celebración de la Expo de 2008, como pueden ser el pabellón de España o el de Aragón», apunta Schuhmacher, que también cita otras posibles ubicaciones, como el entorno de la plaza de los Sitios.

El museo sobre el investigador aragonés es «una verdadera necesidad». No solo para albergar la colección de bienes que se conservan de Cajal. También para evitar la dispersión que han sufrido, a lo largo de los años, ya sean libros o utensilios de laboratorio u objetos de uso personal.

De ahí que la pasada primavera la Comisión de Educación, Cultura y Deportes de las Cortes de Aragón aprobara por unanimidad una propuesta no de ley, del grupo de Ciudadanos, instando a la DGA a participar en el grupo de trabajo del Ministerio de Ciencia e Innovación que decidirá el emplazamiento del museo.

Schuhmacher sostiene que Ramón y Cajal es el mayor científico que ha dado España y que, en Medicina, «está a la altura de Goya en pintura». «Son indiscutiblemente dos figuras de talla universal», subraya. Con todo, se duele el investigador aragonés, el legado de Ramón y Cajal todavía no ha sido objeto de la construcción de un museo que lo albergue, pese a que en Ayerbe y Valpalmas ya existen centros de interpretación sobre su figura que, aunque sin pretensiones, son una valiosa aproximación al hombre de ciencia más importante que ha dado España.

«El legado de Cajal que se conserva y custodia en un almacén del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid está aguardando el momento de ser mostrado como es debido en un museo», afirma Shuhmacher.

En la comunidad aragonesa los esfuerzos por recuperar la figura de Cajal se reparten entre varias instituciones, lo que quizá reste fuerza al proyecto. Así, iniciativas meritorias, como la de la ciudad de Huesca, por albergar un museo del sabio, resultan insuficientes. De hecho, este plan ha dejado de lado la idea del museo en beneficio de una política más centrada en la divulgación sobre la obra y la figura del estudioso.

Es más, el pasado 13 de septiembre, en la capital oscense el CSIC, la DGA (Consejería de Cultura) y el Ayuntamiento de Huesca mantuvieron una reunión en la que se dejó claro que la decisión sobre el futuro museo es competencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, tal y como señaló la responsable del CSIC, Rosa Menéndez.

El encuentro tuvo como consecuencia la firma de un protocolo de actuación de las tres partes que en breve mantendrá una reunión para estudiar las actividades que se van a llevar a cabo. En esta línea, «dentro de poco se constituirá la comisión y se definirán las acciones que se realizarán en Aragón» en lo relativo a las medidas de difusión, señala María Jesús Lázaro Elorri, delegada institucional en Aragón del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

En realidad, explica Lázaro, la comisión la lidera el Ministerio de Ciencia y hay varios componentes, uno de ellos es el CSIC. La delegada institucional reconoce que «no hay ninguna decisión tomada» sobre dónde estará la sede de la muestra permanente.