La crisis de los microchips amenaza la recuperación de la economía aragonesa. La parálisis a la que está sometida una parte troncal de la industria local pone en riesgo a un sector estratégico para la comunidad, no solo porque representa un 22% del Producto Interior Bruto (PIB) aragonés --muy por encima de la media nacional-- sino por su importante peso en las exportaciones, el salvavidas que acudió al rescate de la economía regional en las dos últimas crisis.

El hecho de que Figueruelas no vaya a producir vehículos entre el 22 de septiembre y el 4 de octubre es la punta del iceberg de un problema que arrastra a muchas otras empresas que necesitan de los microchips para poder funcionar. Sin ellos, cientos de firmas y miles de empleos están en el aire.

Grandes multinacionales de electrodomésticos, fabricantes de componentes del automóvil, empresas de maquinaria industrial, negocios vinculados a la electrónica y la electricidad y empresas que suministran o prestan servicios a todas ellas comienzan a activar expedientes de regulación de empleo temporales (ertes) ante la imposibilidad de producir. Esta tormenta perfecta a escala global llega cuando la pandemia sanitaria parece quedar atrás para dar paso al particular covid de la industria. El problema es que lo peor parece estar por llegar. Por lo pronto los expertos pronostican que el suministro no se recuperará totalmente hasta el 2023.

Solo en la factoría de Stellantis la factura de la crisis se traduce en la fabricación de 100.000 vehículos menos y la afección en casi mil trabajadores. Los primeros 300 (temporales) salieron de la factoría aragonesa el pasado mes de abril. A estos hay que añadir los 650 trabajadores del turno de noche que ya se consideran como excedente de plantilla, aunque por ahora no habrá despidos y se recolocarán en los otros dos turnos.

El impacto en el mercado laboral y en las nóminas de los trabajadores de Stellantis se percibe, por ejemplo, en la merma que sufrirán los operarios del turno de noche de Figueruelas, que percibirán unos 5.000 euros anuales menos al perder, entre otros, el plus de nocturnidad. A ello, hay que sumar los días que ellos y el resto de la plantilla estén en erte, una medida que ya se extiende por toda la industria aragonesa.

Gestionar la escasez

BSH también se ha visto afectada de lleno por la crisis. La compañía ha tratado de gestionar la escasez de microchips con paros parciales o totales como en el caso de la fábrica de La Cartuja, que ha dejado de producir durante dos semanas consecutivas, aunque retomará la actividad este lunes. Todas las familias de electrodomésticos incorporan este tipo de componentes. Pese a ello, la multinacional espera no tener que negociar más medidas de flexibilidad.

Stellantis y BSH ejemplifican a la perfección el crash de los microchips. Son las dos primeras compañías aragonesas en volumen de facturación, con casi 6.000 millones de euros de ingresos entre ambas, y su efecto arrastre en el resto de la economía es más que notable.

«El impacto en la industria de la crisis de los microchips va a ser mucho mayor que el del covid», asegura el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza, Marcos Sanso, que pronostica que el impacto de la escasez de piezas supondrá «entre uno y dos puntos menos de PIB». «La factura --añade-- puede acercarse mucho a los mil millones».

Desde Ibercaja también perciben que el impacto será extraordinario. El banco está «reelaborando» sus previsiones económicas porque los efectos son «más graves de lo que esperábamos», dice el jefe de Servicio de Estudios de Ibercaja, Santiago Martínez. Respecto al empleo, reconoce que la situación «podría empeorar, ya que la falta de suministros no se va a solucionar a corto plazo».

El comité ejecutivo de la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza (FEMZ) advierte de que su «preocupación» por la falta de materias primas. La patronal apunta que los cuellos de botella, los problemas de producción o la incapacidad para hacer frente a los pedidos están provocando una «oleada de paradas intermitentes en la industria, y de ertes, que se extienden a toda la cadena de proveedores». Su presidente, Javier Ferrer, cree que se avecina «la mayor crisis industrial de los últimos años». Y eso en Aragón son palabras mayores, ya que la industria supone el 17% del empleo.

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La producción de vehículos se hunde en España un 25% por la crisis

La producción de vehículos en España en los ocho primeros meses del año se ha hundido un 25,3% debido a la escasez de microchips en el mercado que ha obligado parones en las plantas. Anfac detalla que esta caída es respectdo a los datos de 2019, que por ser el año previo a la pandemia es el último comparable con lo que sería un periodo normal. En julio se fabricaron un total de 140.625 unidades, lo que supone un retroceso del 41% respecto del mismo mes de 2020.

Por otro lado, UGT celebrará el próximo viernes una jornada en laque se abordará la repercusión de la crisis global de los semiconductores. La sesión llevará por título ‘Automoción. Retos y oportunidades’ e incidirá en las estrategias para ofrecer alternativas para afrontar la crisis. Serán también objeto de reflexión y debate los cambios que suponen para el sector las alternativas de movilidad orientadas a la reducción de emisiones de CO2; los vehículos eléctricos e híbridos y el uso de gas natural comprimido. La producción de vehículos se hunde en España un 25% por la crisis