Las condiciones climatológicas son las que marcarán el inicio de la próxima onda epidémica del coronavirus. Al menos así lo afirma el epidemiólogo Nacho de Blas, quien asegura que la nueva oleada llegará en la segunda quincena de octubre o primera de noviembre pero nada tendrá que ver con el Pilar, sino con la llegada del invierno, ya que «el comportamiento de esta enfermedad es como el de cualquier coronavirus estacional». Es por eso que considera que si el frío comienza en octubre los positivos crecerán a finales de mes y «el pico será en noviembre o diciembre». Se le podrá «echar la culpa» a la semana cultural pero todo depende de las condiciones climáticas, asegura, y añade: «Si el frío llega más tarde, la ola se retrasará» y se dirá que ha sido «por Halloween o por el puente de la Inmaculada».

El año pasado, para octubre, Aragón venía de un número alto de casos (del 1 al 26 de septiembre hubo 8.376, dos tercios más que en las mismas fechas de este año, 2.793), pero la ola no fue por el Pilar porque «la gente se fue de Zaragoza».

El epidemiólogo explica que las epidemias son «cíclicas», con ondas «cada vez más cortas, más separadas en el tiempo, más bajas en altura y más anchas» hasta que se convierten en «el modelo endémico estacional», como puede ser la gripe.

Ahí ve el problema Nacho de Blas, que la próxima onda del coronavirus «se junte con la de la gripe» porque en ese caso «no se sabrá si alguien ingresa «con/por covid o con/por gripe» puesto que el paciente «saldrá positivo en los dos». El año pasado no se dio esto porque «no hubo gripe», sin embargo este 2021 la habrá y es probable que «se adelante y dure más tiempo» puesto que «llevamos una deuda inmunológica importante» y la población «está con las defensas bajas».

El epidemiólogo cree que Aragón está «saliendo» de esta sexta onda, pero no se atreve a decir «cuanto rato ni por cuanto tiempo» porque en las anteriores solo ha durado la bajada de casos un mes. Este lunes Salud Pública notificó 41 casos correspondientes al domingo, una cifra baja, al igual que la incidencia a siete días, que está en la comunidad en 44 positivos por cien mil habitantes, aunque «esa cifra es la mezcla de varias ondas epidémicas». Asegura que «vamos bien» pero «bajar de 25 (nueva normalidad) será muy complicado» porque «cuando no sale un brote en un sitio lo hace en otro». Por edades, bajó pero ha vuelto a subir la de entre 55 y 64 años; también los mayores de 75 por los «brotes» en residencias; los niños que están entre 65 o 70 casos» y ha habido un «repunte» de los de 25 a 34 años que son «los menos vacunados y los que más han disfrutado del ocio nocturno».

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De Blas se fija más en el número de hospitalizados para ver el final de la onda (el domingo había ingresados 95 aragoneses, 25 de ellos en uci), aunque señala que hacía falta saber «los nuevos ingresos». Las cifras están «estables» en las zonas más pobladas como Zaragoza capital, Huesca capital o Zaragoza metropolitana; pero en zonas pequeñas «está por encima de cien» como Teruel; Calatayud, con 159 y Caspe, con 379 casos por cada cien mil habitantes. Por eso, espera a que empiece el frío y la humedad para ver si la incidencia baja o crece a 50 o 100 casos, «eso es lo que no sabemos», reconoce. Y señala que los casos «están concentrados en alguna zona concreta» y no de forma generalizada y ahí se verán los incrementos.

Un aspecto positivo es que la positividad está por «debajo del 4%», aunque cree que puede deberse a la «subnotificación de casos» ya que la población puede realizarse autotest de las farmacias y puede que «los positivos no lo notifiquen, aunque sí que se queden en casa hasta estar bien».