La tendencia a la baja en el número de positivos, el descenso de la incidencia acumulada y de la tasa de positividad y el alto porcentaje de vacunación ha hecho que poco a poco varias comunidades autónomas hayan vuelto a esa llamada nueva normalidad, lo que está provocando que ya no haya restricciones en el ocio nocturno. El único recuerdo de la pandemia es el uso de la mascarilla. Sin embargo, eso no sucede en Aragón, que sigue en cabeza junto a Cataluña, en cuanto a limitaciones de horario y de aforo en interiores.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, instó esta semana en Zaragoza de ir «paso a paso» en la flexibilización de medidas, sin embargo son muchas las comunidades que ya han dado una zancada. Andalucía vuelve este viernes mismo a febrero del año 2020 con bares, pubs y discotecas como antes de la pandemia, con la única salvedad del tapabocas en el interior y lo mismo sucede en Navarra, Castilla-La Mancha, Castilla-León y La Rioja. Extremadura ha anunciado que también reabre el ocio nocturno y se eliminan aforos y limitaciones, pero tampoco «hay que tirarse a las barras como si no hubiese un mañana», dijo el consejero de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, José María Vergeles. Y la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado también que se quitarán todas las restricciones de aforo en la región para estar «prácticamente a un paso de seguir como antes de la pandemia».

Aragón, sin embargo, en octubre, con el Pilar, ahora reconvertido en una semana cultural a las puertas, mantiene un horario de cierre a las 04.00 horas (con permiso para entrada de clientes hasta hora media antes); con un aforo en interior del 50% en mesa y sin pista de baile.

«No entendemos cómo son tan prudentes», asegura Alberto Campuzano, presidente de la asociación provincial de empresarios de salas de fiesta, bailes y discotecas de Zaragoza, refiriéndose a Sanidad y comparándolo con los aforos del 100% en el fútbol, conciertos de 4.000 personas, «pero la gente no puede venir a nuestros locales», señala. «Fuimos los primeros a los que cerraron y vamos a ser los últimos que abren», critica. Además, afirma no entender por qué la Generalitat Valenciana dio el visto bueno a las Fallas y en Aragón hace mes y medio «ya prohibió el Pilar» pese a la buena tendencia epidemiológica actual.

Siguen a la espera de que la consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón les reciba y «mueva ficha», pero Campuzano cree que durante la segunda semana de octubre «habrá disturbios y no será culpa de los locales nocturnos» si no de que la población «no tenga a un sitio donde ir». Y pide que se mire a lo ocurrido en Cataluña con las fiestas de Gracia o de la Mercé, con botellones por el centro de Barcelona; de ahí que solicite que se alargue el horario de las discotecas hasta las 6 que marca su licencia; y que ya está disponible en el 80% de España.

Sus peticiones no acaban ahí, sino también en «permitir consumir en barra» porque «no tiene sentido» estar pegados en las mesas de los restaurantes y «no poder usar la barra» o estar de pie porque si no, «no hay forma de facturar», denuncia Miguel Ángel Salinas, vicepresidente de la asociación y gerente del grupo Canterbury. Y pone como ejemplo que en una sala con 400 personas de aforo, «da igual que nos dejen al 75 o al 100% porque sentadas no caben 100 personas».

El Pilar «no puede ser un criterio técnico», señala Campuzano, pero cree que será después de la semana de octubre cuando se levanten más restricciones, algo que Salinas cree «contraproducente» porque la gente saldrá igualmente; y a los empresarios les permitiría «salir de la agonía» que están viviendo ya que este último trimestre suele ser «el mejor» para la hostelería». No descartan movilizaciones para mostrar su protesta, pero también esperan a que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón resuelva la necesidad de mantener las restricciones.