La Fundación Rey Ardid, que fue creada en 1996 y desde entonces se dedica al cuidado de los mayores según sus necesidades y las de sus familias, cuenta con más de 20 centros en Zaragoza, Huesca, Teruel y La Rioja. En esta organización, a través de su modelo de atención centrado en la persona, llevan a cabo actividades dirigidas al cuidado y la integración de personas vulnerables, generan servicios que facilitan la autonomía y sitúan a cada persona mayor en el centro de todas sus actuaciones.

Este modelo lleva fortaleciéndose en la fundación desde hace más de 5 años y se basa en el respeto y la dignidad de las personas que forman parte de ella, ofreciéndoles unos servicios sociosanitarios de calidad ajustados al proyecto de vida de cada uno de sus residentes. Se interesan por la historia de vida de los mayores, sus preferencias y gustos, sus trabajos pasados y los que les gustaría desempeñar en la actualidad, las opiniones de los familiares, etc., para hacer la vida lo más confortable posible a las personas que acuden a ellos.

La atención en la fundación Rey Ardid está plenamente centrada en las personas. Servicio especial

Para ello, consideran imprescindible adaptar los centros y espacios. Los ambientes ayudan al bienestar de las personas, por lo que en Rey Ardid apuestan por los lugares amigables, alegres, seguros, personalizados, hogareños…, evitando los excesos de estímulos como ruido o luz y el aspecto institucionalizado. También ofrecen seguimientos y cuidados sanitarios y múltiples formas de terapia, además de fomentar la independencia y la socialización de las personas que conviven en sus centros. Asimismo, la orientación y los cuidados a los familiares y la participación activa de los mayores son figuras clave en el proceso.

Cabe destacar también su función como docentes e investigadores en dependencia, especialmente en Alzheimer y otros tipos de demencia, ya que realizan actividades constantes para evitarla o retrasarla como programas de memoria y rehabilitación y diversos talleres terapéuticos. Colaboran con la comunidad científica, con otros centros y con universidades para generar nuevas líneas de investigación. 

Unidades de convivencia

Actualmente, existe mucha reticencia entre los mayores y sus familias a la hora de recurrir a los servicios de residencias, ya que en los centros de mayores tradicionales se produce una ruptura tajante con sus vidas pasadas, sus pertenencias y sus recuerdos. Por eso, desde Rey Ardid pretenden que sus residentes no sientan que viven en una institución, sino que tienen un nuevo hogar.

En base a estas ideas, en la fundación trabajan por unidades de convivencia, unas miniresidencias insertadas dentro de cada uno de los centros que componen la asociación en las que se dividen espacios comunes, para fomentar la socialización y la integración, y espacios privados, para ofrecer tranquilidad e intimidad. Con ello logran que los residentes no rompan con su día a día, sino que tengan una continuidad lo más parecida posible a su vida fuera de la residencia.

Las unidades de convivencia cuentan con espacios comunes para favorecer la socialización. Servicio especial

Dentro de estas unidades, la calidad de la atención y los cuidados están asegurados. La arquitectura, la decoración y las rutinas internas intentan ser lo más semejantes a la vida de los residentes en sus casas para que «se sientan como en casa», pero desde Rey Ardid aseguran que «los espacios, la decoración, la iluminación, etc., son elementos importantes en las unidades de convivencia, pero no son el principal protagonista. Los centros son las personas que los conforman», siguiendo las líneas de su modelo de atención centrado en la persona.

En la actualidad, confían en que con la vacuna se puedan recuperar al completo estas unidades de convivencia seguras, la participación de la familia, las amistades entre los mayores que las conforman y el valioso trabajo de los voluntarios, algo que distingue a Rey Ardid y de lo que están orgullosos.