En contra de lo que se pueda creer, fue en Mazaleón, en la provincia de Teruel, donde Laira Gonzalo encontró el lugar perfecto para desarrollar su labor profesional, un estudio de diseño gráfico. Desde la comarca del Matarraña Laira ha podido unir sus dos pasiones, trabajar de lo que le gusta, el diseño gráfico y la fotografía y vivir en el medio rural. «Yo me quería ir de la ciudad, tome la decisión y no me arrepiento de nada», comenta Laira.

 Fue en 2013 cuando Nebulosa Gráfica, un estudio de diseño gráfico y fotografía, abrió sus puertas en la localidad de apenas 500 habitantes. Desde un primero momento este proyecto lo llevo Laira de forma individual, trabajando y ofreciendo sus servicios a las empresas que conocía por la zona, «es complicado porque las empresas no tienen una necesidad de publicitarse con los productos que yo puedo ofrecerles» poco a poco y gracias al boca a boca entre las emtidades del entorno, Laira consiguió crear su propio mercado.

Desde entonces la diseñadora trabaja con proveedores y clientes de la zona. Según ella misma le permite «consumir los recursos del territorio» y a la vez «generar riqueza aquí donde vivo».

La tranquilidad de vivir en un pueblo tan pequeño como es Mazaleón supone muchas ventajas para Laira, a nivel personal, «el pueblo me aporta paz mental, poder vivir las cosas más lento, salgo de casa y estoy ya pisando el monte», comenta la diseñadora. Desde un punto de vista laboral la vida rural también ha enriquecido el trabajo de la diseñadora, «la relación con las personas es muy importante, se crea un ambiente de comunidad que es muy enriquecedor para mi trabajo, porque al final me conocen, saben quien soy y lo que hago», añade.

Trabajar en el ámbito rural le ofrecer ser la única que ofrece sus servicios, «para encontrar un diseñador gráfico en esta zona tienes que irte mínimo a Alcañiz, que está a media hora de aquí».

Por parte de las instituciones locales y comarcales Laira siempre se ha sentido apoyada, «la comarca del Matarraña tiene recursos, siempre que he acudido allí me han ayudado». La diseñadora considera que establecerse como autónoma en el medio rural no es complicado sino que lo verdaderamente difícil es poder mantenerse, «serían necesarios alquileres más asequibles, espacios para compartir, coworkings…».

Cristina vende productos sostenibles, ecológicos y saludables. EL PERIÓDICO

«Aquí aprendes otra forma de vivir»

Trasmoz no llega los 100 habitantes, tan solo 89 son los que registra el censo del ayuntamiento de esta pequeña localidad situada en la comarca de Tarazona y el Moncayo.

Una de sus vecinas lleva desde 2019 trabajando en una iniciativa que sirva para reavivar el territorio, ofrecer productos innovadores y atraer a turistas y visitantes. La panadería El Trasmozero ofrece productos saludables, de calidad, que se trabajan desde el respeto y con los ingredientes de mayor calidad que el medio rural puede ofrecer.

Una necesidad familiar, un hijo con celiaquía, es la que lleva a Cristina a arrancar este proyecto de pan sin gluten, «empecé con una panificadora en mi casa porque no me gustaba lo que encontraba en el supermercado, ahora acabo de hacer una inversión en un horno de piedra» comenta esta panadera.

La elaboración es completamente artesanal, «son todo ingredientes ecológicos, sin gluten, bajos en sal, sin huevos, sin lácteos y sin nada de azúcar», añade.

Además de ser la panadera de referencia de la mayoría de los vecinos de esta zona rural, Cristina también ofrece sus productos por internet a todas partes de España. Ella es la única empleada y la que se encarga de todas las gestiones, desde amasar los panes cada día hasta gestionar los envíos de su tienda online, «es un proyecto de autoempleo, estoy yo sola, todo pasa por mí y todo depende de mí», añade Cristina. «Al final no se trata de un pan sino de vender una filosofía, una historia que es la que me ha traído hasta aquí». El medio rural es el que permite a Cistina y su familia su forma de vida y es por ello por lo que ella devuelve el favor en forma de descuentos para los vecinos de la zona.

Vivir y trabajar en el medio rural le ofrece a esta zamorana «tiempo y silencio, vivir sin ruidos». «Al final aprendes otra forma de vivir, en calidad de vida es una pasada, tengo más tiempo libre y puedo dedicárselo a mi familia», añade la panadera.

Además de los productos a la venta, El Trasmozero ofrece también visitas de agroturismo en las que, ademas de descubrir el pueblo los visitantes pueden hacer catas en las que maridar el pan que Cristina elabora con productos de la zona, lo cual se traduce en un aumento del turismo rural y de la riqueza y los beneficios que se quedan en el propio pueblo.

Pilar tiene su espacio de trabajo en Velilla de Ebro EL PERIÓDICO

«Internet es un punto fundamental»

La ilustración y la cerámica se han convertido en formas de expresión artística que cada vez están más lejos de las grandes urbes y más cerca de los pequeños territorio. La paz de la vida rural que ofrece Velilla de Ebro en la comarca de la Ribera Baja del Ebro ofrecen a Pilar la inspiración necesaria para llevara cabo su labor artística.

Además de la ilustración editorial, la cerámica, la serigrafía y el muralismo son los otros conceptos que completan la obra de esta artista. Desde hace casi cinco años el arte es la forma de vida y el sustento de esta joven que eligió Velilla de Ebro como lugar de residencia.

La ilustradora trabaja a través de internet, «tengo una tienda online donde vendo mis productos, pero también lo uso para reuniones con editores, con clientes... internet es un punto fundamental pero muchas veces el que llega aquí no es bueno y es un problema», comenta la artista.

A pesar de las dificultades técnicas que se le pueden presentar, Pilar apuesta por quedarse en el pueblo, «mi pareja es de aquí y siempre habíamos querido construir una vida lo más cerca posible del pueblo, para nosotras es una forma de vida de lo más enriquecedora», añade Pilar. Este estilo de vida le permite tener su propio espacio de trabajo en su misma casa, lo que en un piso en la capital sería inviables, «tendría que pagar el local, probablemente seria muy caro y tendría que compartirlo, aquí tengo todo el espacio que quiera y no dependo de nadie, soy completamente independiente», apunta la artista.

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Lo mejor que ofrece la vida rural según esta artista es la red que se forma en los propios pueblos «te conocen y al final el boca a boca es lo que te acaba descubriendo otros proyectos que se convierten en trabajo», añade.

Desde las instituciones tanto locales como comarcales la artista se ha visto muy respaldada, «no solo conmigo, a todos los artistas de todo tipo que trabajamos por el entorno se nos tienen muy en cuenta y se nos valora», apunta Pilar. Proyectos como Rayuela que están impulsados desde la comarca de la Ribera Baja han supuesto oportunidades únicas para emprender nuevos proyectos como en este caso el muralismo.