Ecomonegros acaba de celebrar el 15 aniversario de la apertura de su primera tienda en la localidad zaragozana de Leciñena, aunque su historia se remonta diez años atrás, cuando un tío de Ana María Marcén se preguntó «¿por qué el pan de ahora no sabe como el de antes?». El motivo, como descubriría su tío tiempo después, se encontraba en la variedad de trigo Aragón 03, cuyo cultivo se ha recuperado gracias a Ecomonegros y es la base de este negocio familiar que emplea a 15 personas en su molino y horno de Leciñena y en sus tres tiendas de Zaragoza.

«Cuando empezamos el primer año a fabricar pan y repostería en Leciñena, la gente nos decía que íbamos a arruinar a mi padre, y era verdad. No hacíamos más que perder dinero. Fue al abrir la primera tienda en Zaragoza cuando vimos que había un número grande de posibles clientes», recuerda Marcén, socia de Ecomonegros junto a su hermana y ponente de las jornadas Emprendedoras en el medio rural celebradas el jueves.

Y es que tal y como reconoce esta joven empresaria, además de cantante, formadora y filóloga clásica, «hacíamos un producto que nadie demandaba», pero que tuvo una gran acogida gracias a su «sabor» y «el boca-oreja funcionó muy bien». Gestionar este rápido crecimiento no ha sido fácil. «Sabíamos de pan pero no sabíamos nada de cómo llevar una empresa. Para eso hemos tenido que formarnos».

Salud, sabor y sostenibilidad son los rasgos que definen los productos que elabora Ecomonegros, que cuenta con más de 65 referencias entre harinas, panes rallados, panes, tartas y dulces, y además organiza talleres para aprender a hacer par, charlas informativas y visitas guiadas a sus instalaciones.

Marcén reivindica el «liderazgo consciente» del emprendedor rural, que «crea un producto, saca valor al territorio, y ese valor es sostenible en el tiempo y económicamente». Según la empresaria, una de las claves para que un proyecto empresarial en el medio rural tenga éxito es preguntarse si lo que se quiere hacer se puede hacer igual dentro de mil años, y aconseja a las emprendedoras «que piensen lo que pueden hacer y cómo lo pueden hacer, y si eso es sostenible en el tiempo y con su forma de vida». En ese sentido, la ponente asegura que el mayor impacto que ha tenido ella en la panadería ha sido ser madre. «Me llevó a gestionar mejor mi tiempo y mis emociones, y a dirigir la empresa de otra manera», reflexiona.

También recomienda a las mujeres preguntarse quiénes son y qué es lo que quieren, «porque esa es la clave». «Si no te conoces, no sabes lo que quieres, y si no sabes lo que quieres, hacer un plan es inútil».

Marcén es autora del libro Cómo hacer todo lo que quiero hacer con recetas que reconoce que a veces a ella misma se le olvidan: «Cuando empecé con el negocio yo tampoco tenía las cosas claras. Lo único que sabía era que quería vivir en mi pueblo, y a partir de ahí surgió todo».

La empresaria agradece el interés que tienen las administraciones y otros organismos por el medio rural, pero les pregunta «para qué quieren desarrollar las zonas rurales», y cree que «deben ser las personas del medio rural las que decidan sobre su futuro y el de sus pueblos».