-En la jornada habló sobre ‘Mujeres que emprenden. Mantener vivo el medio rural’...

-Las mujeres se sienten a gusto en sus pueblos y se quedarían a vivir, e incluso quieren que sus hijos lo hagan, pero existe el problema del empleo. Cuanto más lejos estás de la zona del Valle del Ebro, capitales de provincia o cabeceras de comarca hay menos puestos de trabajo para las mujeres. Más del 60% de las entrevistadas reconocen que no hay suficientes oportunidades laborales para las mujeres en su comarca. Dicen que si te quieres quedar a vivir no hay más remedio que emprender.

-En su estudio analiza la situación del mundo rural aragonés desde una perspectiva de género.

-Elaboramos (Mariluz Hernández, Alberto Serrano y Carlos López) un estudio que presentamos en mayo basado en entrevistas y encuestas a las mujeres que viven en el medio rural para que nos contasen cómo viven, si se sienten identificadas con sus pueblos, y nos hablaran del empleo, participación, corresponsabilidad, implicación en actividades agrícolas… porque su opinión no se recoge en las estadísticas oficiales. Queríamos elaborar un diagnóstico de la situación. Realizamos 560 entrevistas, que nos hace pensar que los resultados son significativos.

-¿Qué dificultades tienen?

-La principal traba es la escasez de servicios. La falta de mejoras en comunicaciones, sanidad, educación, vivienda, internet… afecta a todos los habitantes del medio rural, pero otras como el cuidado de menores y dependientes son carencias que sufren más las mujeres. Ellas tienen mayores dificultades porque son las cuidadoras principales y quienes se ocupan de muchas tareas domésticas. Cuando no hay escuelas infantiles o hay que cuidar a dependientes, la escasez de servicios redunda aún más en sus dificultades de incorporación al mercado laboral.

-¿Cómo es el perfil de la mujer emprendedora en Aragón?

Es muy diverso. La mayor parte de las emprendedoras tiene entre los 35 y 45 años. Las mujeres que desean quedarse a vivir en los pueblos son las que tienen más de 35 años y no las más jóvenes, porque estas suelen estar estudiando o trabajando en la ciudad. Hay muy pocas emprendedoras con menos de 26 años. Después empiezan a pensar en regresar a sus lugares de origen y es cuando tienen que emprender. Las mujeres mayores de 45 años siguen emprendiendo e incluso las mayores de 55 años.

-¿Cuáles son los principales sectores productivos?

-Las mujeres que emprenden lo hacen en ámbitos ligados al sector servicios, bienestar y cuidados,hostelería, turismo rural… La mayoría de las entrevistadas indican que la agricultura no es un sector en el que prefieran trabajar ni que lo hagan sus hijos, porque consideran que es una profesión muy sacrificada, y la ganadería aún lo es más. Pero sigue habiendo agricultoras y ganaderas muy comprometidas con la tradición familiar y el territorio.

-¿Qué herramientas existen para hacer frente a la despoblación y fomentar el emprendimiento?

-No hay muchas porque son caras. Con parches solo se solucionan cuestiones muy puntuales. ¿Qué es lo que necesitarían las mujeres para quedarse a vivir en los pueblos? Hablo de ellas porque en ocasiones cuando ellas se marchan se va toda la familia. Habría que mejorar los servicios y comunicaciones, el acceso a internet, la atención sanitaria… Cuando se dice que va a aumentar la población de los pueblos porque con el covid la gente se ha ido ir a vivir al medio rural porque han podido teletrabajar, eso está bien durante el confinamiento pero luego surgen las necesidades y problemas. Hace falta mejorar los servicios en general o luchar para que no se pierdan, no solo para las mujeres.

-¿Cómo ve la situación de las emprendedoras en el medio rural?

-Soy optimista. A las mujeres emprendedoras no se les pone nada por delante. Superan las dificultades porque quieren quedarse a vivir en el medio rural. Tienen mucho empuje y valor, pero hace más falta favorecer el trabajo en red entre las emprendedoras para que se conozcan y conozcan sus proyectos y que, además, las administraciones apuesten decididamente por apoyarlas porque muchas tienen muy poca confianza de que les ayuden a mejorar su calidad de vida.