Susana Lahuerta, Alba Chesa y Ana Marcén, tres mujeres emprendedoras en el medio rural aragonés, demostraron a través de sus experiencias personales que se puede vivir, trabajar y empreder en los pueblos, a pesar de las dificultades y escasez de servicios.

«Las tres son un ejemplo y han demostrado que se puede hacer y de manera sostenible, pensando en el territorio, generando riqueza y empleo y dinamizando el medio rural. Ellas contribuyen a que los pueblos sigan vivos», indicó Carolina Llaquet, presidenta de Fademur Aragón. Fue en la jornada Emprendedoras en el medio rural, organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN el pasado 14 de octubre en colaboración con el Gobierno de Aragón y Caja Rural de Aragón.

Lahuerta, Chesa y Marcén hablaron de cómo unos proyectos personales se convirtieron en pequeñas empresas en sus propios pueblos y los obstáculos que han tenido que salvar por el camino. Y compartieron un denominador común: su apuesta por la sostenibilidad y el territorio.

El Salón de Actos de la sede de Caja Rural de Aragón albergó la jornada ‘Emprendedoras en el medio rural’. | ÁNGEL DE CASTRO

En Lagueruela (Teruel), Lahuerta decidió elaborar en su empresa Laurel y Tomillo conservas de carne y reflejar todos los valores que van intrínsecos en el medio rural. «Teníamos claro tres premisas: elaborar un producto gourmet dirigido a un público concreto y con ingredientes de máxima calidad; saludable con carnes bajas en grasas; y sostenible en envases de vidrio recicable. Además de ofrecer un producto queríamos transmitir un estilo de vida rural y acercarnos más a nuestro cliente potencial de las ciudades».

Para Chesa, su firma Saponäria (Albelda) tenía que tener unos valores muy claros. «Aposté por la cosmética natural, sostenible y reduciendo el uso de embalajes y agua». Pero el covid le hizo reformular sus productos y trabajar sin alérgenos ni perfumes y con ingredientes del territorio aragonés. «Son todos ecológicos, orgánicos y sostenibles».

La empresa Ecomonegros (Leciñena) de Marcén nació como un proyecto personal y familiar. "Empezamos recuperando el trigo Aragón 03 y transformando esa semilla para hacer pan, pero también recuperamos una forma familiar de trabajar y yo soy quien la dirige". Como consejo a las mujeres y jóvenes les invitó a que se conozcan, compartan sus proyectos, se comprometan y colaboren con otras personas.

María Goikoetxea, directora del IAM, clausuró la jornada. / ÁNGEL DE CASTRO

Situación y desafíos

La jornada comenzó con una ponencia a cargo de Mariluz Hernández. La profesora del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza acercó algunos datos extraídos de su Estudio de la situación del mundo rural aragonés desde una perspectiva de género 2014-2020, tras 560 entrevistas. «Tres de cada cuatro prefieren vivir en el medio rural. Y solo un 6% quieren que sus hijos se vayan a la ciudad. Esta situación hace 30 años era impensable».

¿Pero tienen las mujeres todo lo que necesitan? «No. Faltan escuelas infantiles, servicios sanitarios y asistenciales, mayores oportunidades laborales, mejoras en el transporte, conexión a internet...», explicó. Las actividades emprendedoras que más han crecido en los últimos años son el turismo y la restauración, los servicios médicos, la estética, el comercio y la agroalimentación. «En cambio, la agricultura y la ganadería son sectores no prioritarios para las mujeres jóvenes porque son actividades muy sacrificadas», añadió.

Hernández remarcó el trabajo tradicionalmente invisible de la mujer en las explotaciones agrarias –«siempre considerado como una ayuda familiar más que un trabajo como el de los hombres–, y el protagonismo principal que siguen teniendo en el cuidado de menores y personas mayores. «Esto ha supuesto muchas renuncias personales en beneficio de sus familias y de la sociedad». También destacó una mayor participación de la mujer rural con respecto al ámbito urbano, si bien la mayoría lo hace en asociaciones y no tanto en política, cooperativas y grupos de acción local.

El director y la gerente de EL PERIÓDICO, junto a la directora del IAM y la directora del área de Empresas de Caja Rural de Aragón. | ÁNGEL DE CASTRO

En España, el 43% de la mano de obra en el campo es femenina, pero solo un 2% son titulares de la tierra. A pesar de la ley de titularidad compartida, únicamente se han incorporado 669 explotaciones en los 10 años y en Aragón, una comunidad agrícola, solo 21. Fademur aplaude la incorporación de la perspectiva de género en las nuevas negociaciones de la Política Agrícola Común (PAC), «pero esta debe plasmarse en unas medidas concretas que supongan un apoyo real y un estímulo a aquellas mujeres que quieran dedicarse a esta actividad». También la brecha de género en el sector primario se ha trasladado a las retribuciones de la PAC. Solo un 27% de las personas que reciben ayudas son mujeres y la cantidad percibida es un 35% menos que los hombres.

Las mujeres parten de una situación de desigualdad estructural que se da en todos los ámbitos de la vida, pero que en el caso del medio rural se agrava por la brecha territorial. Desde el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) se promueven políticas que fomentan los servicios públicos para «vertebrar el territorio y que hagan que las mujeres que deseen quedarse a vivir en el medio rural, que son quienes fijan población, emprenden y dinamizan nuestros pueblos, puedan hacerlo de forma digna, no porque no les quede otro remedio. Las mujeres que quieran quedarse a vivir deben hacerlo en igualdad de condiciones en el acceso a los recursos», destacó la directora del IAM, María Goikoetxea.

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FOTOGALERÍA | Jornada de mujeres emprendedoras en el medio rural organizada por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y Caja Rural de Aragón ÁNGEL DE CASTRO

Desgraciadamente la violencia de género sigue siendo hoy una lacra más visible en el medio rural. «Las mujeres somos allí más vulnerables. En lo que llevamos de año más del 55% de las mujeres asesinadas vivían en municipios de menos de 20.000 habitantes. Demandamos unos protocolos específicos para el medio rural y no replicar los servicios de la ciudad», denunció Llaquet.

El 54% de los aragoneses que deciden emprender un negocio en el medio rural son mujeres. Y ocho de cada diez emprendedoras son autónomas. «Existen dificultades añadidas por el hecho de ser mujer y el entorno. Hay techos de cristal y conductas discriminatorias que limitan la participación femenina en la economía y políticas rurales. Es necesario llevar a cabo una importante labor de sensibillización y formación y medidas que favorezcan el empoderamiento y el liderazgo femenino y facilitar el emprendimiento hacia actividades que favorezcan la diversificación», destacó el director de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Nicolás Espada.

La escasez de servicios, las trabas burocráticas, la dificultad de comercializar sus productos o acceder a internet compensan con otras ventajas de vivir y emprender en un pueblo. Mujeres que como Susana, Alba y Ana han hecho realidad sus sueños y han conseguido poner el nombre de sus pueblos en el mapa a través de su talento y proyectos emprendedores.