El debate sobre el aborto en España es una cuestión que, social y moralmente, nunca contenta a todas las partes. A pesar de las corrientes críticas, las interrupciones voluntarias del embarazo son una realidad que no se puede obviar y que, año tras año, se dan en todas las comunidades del país.

En Aragón, según los datos del Ministerio de Sanidad publicados el pasado mes de agosto, en 2020 se registró la tasa más baja de abortos de la última década, con 8,50 por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años frente a los 11,43 que hubo en 2011, la incidencia más alta de los últimos años. En concreto, el año pasado hubo hubo 1.928 abortos (1.523 en la provincia de Zaragoza, 294 en la de Huesca y 111 en la de Teruel). Es decir, se produjeron una media de más de 5 al día. La cifra de 1.928 interrupciones supone 124 menos que en 2019, cuando se registraron 2.052.

Desde la ley del aborto de 2010, todas las mujeres tienen derecho a hacerlo y es una prestación incluida en la cartera de servicios de la sanidad pública si se cumplen una serie de requisitos. En el caso de Aragón, se trata de un procedimiento que se concierta desde entonces con dos clínicas privadas (ambas en Zaragoza) y en los hospitales tan solo se atienden casos «muy especiales», según detallan a este diario fuentes del Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón. El año pasado, de hecho, solo hubo tres casos.

Es decir, sí se hacen cargo de la consulta de la mujer porque la solicitud se realiza desde los servicios de Atención al Paciente de los servicios sanitarios públicos, pero la intervención en sí se deriva a la privada (sin coste alguno para la paciente). El hecho de que los abortos sean casi imperceptibles en la pública hace que tampoco exista una lista de objetores de conciencia entre los especialistas.

El modelo «más adecuado»

La DGA no contempla modificar el modelo y considera que la concertación con las clínicas privadas es «la modalidad más adecuada» para garantizar «plenamente» el derecho a las aragonesas. «Por el volumen de actividad que estas intervenciones representan, su realización en los hospitales públicos dificultaría atender otras prestaciones», añadieron fuentes de la Consejería de Sanidad. «Desde un punto de vista organizativo es lo más correcto», añadieron.

Por comunidades, la posición que ocupa Aragón es intermedia. Su tasa de 8,5 abortos por mil mujeres no es de las más altas ni tampoco de las más bajas. La mayor incidencia de abortos en el país está en Cataluña, Asturias, Baleares, Murcia, Andalucía, Canarias y Madrid.

Entre las razones de la caída de los abortos en Aragón en los últimos años podría estar, según explica a este diario Laura Baquedano, presidenta de la Asociación de Obstetricia y Ginecología de Aragón, la «fuerte apuesta» por la anticoncepción. De hecho, desde 2016 se cuenta con un programa específico, donde las matronas de Atención Primaria juegan un papel «fundamental» en la difusión del uso de métodos anticonceptivos.

Baquedano explica que el feedback con la paciente tras acudir al centro privado «es bueno» y considera que las derivaciones «no son ningún problema cuando el derecho público está garantizado», dice. «Se ofrece una atención integral y la mujer acude allí de forma voluntaria. Personalmente, no me consta ningún caso de queja por haber tenido que ir a la privada», dice. «Cuando son casos de malformaciones, todo se valora en un comité de la red pública. Aquí no estigmatizamos a nadie, sino que apoyamos a la mujer cuando toma la decisión», recalca.

Jóvenes, con empleo y estudios básicos

El perfil de las mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo en Aragón es dispar, aunque teniendo en cuenta los datos de 2020 las cifras apuntan, sobre todo, a personas jóvenes, con empleo y con estudios básicos. De los 1.928 abortos que hubo el año pasado, 1.166 fueron entre mujeres que tenían un trabajo por cuenta ajena; 553 no tenían empleo; y, entre otras, 164 eran estudiantes. En cuanto al nivel de estudios, del total de aragonesas que abortaron la mayoría (717) tenían la ESO y el siguiente grupo fueron las que contaban con Bachillerato o ciclos de FP (690 mujeres).

Estos son los datos más recientes, pero en general «no existe un perfil definido» en Aragón. «Tenemos chicas muy jóvenes que tienen claro que no quieren ser mamás y es su deseo personal, pero luego están las más mayores que ven cómo su tren pasa y no consiguen quedarse embarazadas porque el feto viene con malformaciones», cuenta Baquedano.

Durante todo el proceso, la paciente cuenta con un apoyo psicológico. «Hay que tener en cuenta que se producen situaciones dramáticas y es importante acompañarles. Todas acuden por voluntad propia, pero en muchos momentos después de tomar la decisión también surgen dudas», añade Baquedano. 

Por edades, de los 1.928 casos registrados en Aragón hubo 5 que tuvieron lugar en niñas menores de 15 años; 161 entre los 15 y los 19 años; y el grueso se realizó a mujeres entre los 20 y 39 años. En concreto, en la horquilla de 30 a 34 años hubo 412 abortos y 411 entre los 20 y 29 años. Por último, se notificaron 168 abortos entre mujeres de 40 a 44 años y se notificaron 17 en mayores de 44 años.

El desglose de datos del Ministerio de Sanidad también permite conocer la nacionalidad de las mujeres que abortaron en Aragón en 2020. De los 1.928 que hubo, 1.323 se correspondieron a mujeres europeas (de las que 1.040 eran españolas), mientras que hubo 151 de origen africano. Por otro lado, 429 tenían nacionalidad americana, especialmente de América del Sur (244) y de América Central (182). Por último, hubo 25 con procedencia de Asia.