Caspe es la única localidad aragonesa que se mantiene en fase dos modulada, con restricciones de horarios y aforos, debido a su alta incidencia. Este jueves se notificaron tres casos pero suman medio centenar en la última semana. Y la incidencia acumulada a siete días se sitúa en 468,8 casos por cada cien mil habitantes, frente a la media de Aragón, que es de 36,6.

¿Cómo está la situación actual? Parece que el goteo de casos se ralentiza.

En estos momentos van bajando los casos pero seguimos con algún positivo diario. El tema es que la mayoría de los casos procede del ámbito escolar, niños que por edad no están vacunados y lo que hacen es trasladarlo al entorno familiar, aunque muchos de estos sí que lo están.

Entiendo que son asintomáticos o con síntomas leves.

La mayoría con síntomas leves. Desde el centro de salud llevan un protocolo muy estricto con los rastreos y ante cualquier síntoma hacen PCR y, lógicamente, el que mucho busca, mucho encuentra. Pero también da una seguridad de que esos rastreos son efectivos, aunque para la economía estar en los primeros puestos de la lista de incidencias no es beneficioso.

Hay padres que se niegan a que hagan PCR a sus hijos.

Cada uno tiene libertad para hacer lo que crea oportuno, pero hay cosas que yo no entiendo y a lo que nos enfrentamos a la hora de hacer pedagogía desde el consistorio. Nadie se cuestiona cuando tiene hijos pequeños el ponerles las vacunas pertinentes y gracias a eso varias enfermedades se han erradicado. Y ahora con el covid no nos queda otra porque es la única herramienta que tenemos a disposición para hacer una vida normal. Y con las PCR pasa lo mismo, ¿qué prefieren, una analítica?

La campaña para que la población se vacune sigue activa.

Hay que saber que Caspe tiene una población muy diferente al resto de Aragón, y pasa lo mismo en Fraga o La Almunia, que somos zonas agrícolas y la población tiene diferentes comunidades que conviven con nosotros muy bien pero cada uno tenemos una forma diferente de pensar. El índice de vacunación es del 75% frente al 88% en Aragón y ahí estamos haciendo campañas para que la gente se vacune y se cambien mentalidades pero siempre están los negacionistas que consideran que el virus es una película que nos estamos inventando y con las vacunas, igual; pero no vamos a flaquear. Porque vacunarse no solo es protegerse uno sino también a los que están alrededor.

¿La consejería de Sanidad les ha dado un plazo?

En la consejería hay preocupación y estamos en contacto. No es de gusto para ellos dejar a una zona apartada pero nos dicen que en el momento que baje la incidencia lo volverán a valorar y a ver si es posible flexibilizar las medidas pronto. Bajar al nivel 1 no es estar en la total normalidad y hay que mentalizar a la gente que el virus sigue estando con nosotros.

¿Y la población qué mensaje le traslada?

De rabia porque mucha gente cumple con todas las medidas, se vacunan, cumplen los protocolos y el mensaje es de rabia y expectación por ver lo que pasa; y también de preocupación por dónde ha venido esto; por ver si viene de los padres no vacunados que contagian a los niños y lo han extendido al resto. Y entienden que si la incidencia es tan alta no queda otra que asumir que no estamos para que nos rebajen de nivel.