La reforma de la ley de extranjería aprobada por el consejo de Gobierno el pasado martes ha sido recibida «de forma muy positiva» por las instituciones aragonesas. Hasta 160 menores extranjeros no acompañados y jóvenes que llegaron solos a la comunidad pero que ya han cumplido la mayoría de edad podrían beneficiarse de esta medida, que les facilitará y agilizará la concesión de autorizaciones de contratos laborales y permisos de residencia.

La reforma era solicitada desde hacía tiempo por entidades sociales, instituciones públicas y, sobre todo, por las figuras del Defensor del Pueblo. Aquí, el asesor en área de menores y mayores del Justicia de Aragón, mostró a este diario su «satisfacción» por la noticia e hizo referencia a que es «una cuestión clave» desde 2019, cuando se firma la Declaración de Tarifa en defensa de los menas, en la que se aseguraba que «si no había una reforma del reglamento de extranjería no habría una integración real».

Esteban afirma que los empresarios «quieren contratar», pero que hasta ahora no podían porque «les obligaban a firmar un contrato de un año». La consigna era clara: «España acoge y protege, pero hasta ahora no integraba».

Desde el Instituto Aragonés de Servicios Sociales del Gobierno de Aragón (IASS) también valoraron de forma «muy positiva» las medidas anunciadas por el Gobierno central, ya que «abren la vía de la integración y de las oportunidades laborales para unos jóvenes que adquieren una gran formación y capacitación profesional». Añaden desde el órgano público que estas medidas suponen «una verdadera garantía» para poder finalizar adecuadamente su proceso personal e integrarse en la sociedad con todas las garantías. En estos momentos se esta prestando atención y acompañamiento a través del sistema de atención a la infancia, a 103 menores de edad y 153 jóvenes mayores de edad.

También las entidades sociales se han sumado a la ola de optimismo por la reforma legal. «Esto cambia el panorama totalmente. Teníamos que trabajar mucho la frustración de estos chicos, que aprovechaban la formación, hacían las prácticas y gustaban a las empresas, pero a quienes no podían contratar», señaló Julia Ortega, directora de Accem.

Ortega apunta que estos jóvenes, al llegar, tienen un nivel de castellano «bajo» y que lo primero que obtienen son certificados de profesionalidad de nivel 1. «Se dedican a la mecánica, la hostelería y el mantenimiento de espacios (jardinería), además de mostrar «mucho interés» por las prácticas deportivas. H