Un pequeño secreto se puede contar entre las muchas cosas que han pasado estos días en el PAR, algunas tan feas que aún colearán durante días en los tribunales. No se quejará nadie de esta, es casi un pecadillo venial que sirve para definir bien fácil cómo está el Partido Aragonés. La reacción en privado del sector crítico tras la entrevista que este diario le hizo a Arturo Aliaga el 11 de octubre fue la de mostrar su pesar porque el presidente dejaba en muy mal lugar al partido con sus palabras. Unos días después, la respuesta oficialista fue casi idéntica tras leer aquí las palabras de Elena Allué.

Lo ocurrido ayer en la Feria de Zaragoza, con bronca, tensión, gritos y más quejas de pucherazo, es un simple refrendo de lo anterior, la simple realidad que transmite el PAR, una formación que acumula más rencillas que planes. El partido es hoy un combate, una guerra cotidiana cruenta en la que se exhibe más pasado que futuro, con dos sectores muy enfrentados y una sentencia judicial en ciernes que bien podría rematarlo si el proceso en las urnas debiera volver a empezar. El XV Congreso del Partido Aragonés, que debía ser el de su renovación, acabó ayer en victoria de Aliaga pero otra gran derrota del PAR.