No hay ganador aún en las elecciones del Partido Aragonés pese a que Arturo Aliaga celebró el sábado legítimamente su triunfo en las urnas y ayer fue recibido al grito de ‘presidente’ en su primera intervención pública después de la pírrica victoria (por 20 votos) que le mantiene al frente del partido. Que nadie se engañe, el ruido de sables retumba porque la contienda no ha cesado. No solo perdurará durante días, sino que tiene algunas batallas marcadas. La primera es este jueves, nada menos que ante la Justicia, donde han llevado los críticos el proceso electoral por lo que entienden un pucherazo en toda regla.

Equivocado anda quien piense que esto se ha acabado. Aliaga bien lo sabe. Ayer, en un movimiento bien parecido al del jueves de Allué, habló de «borrón y cuenta nueva» y repitió tajante en su discurso que trabajará «sin exclusiones» –bien al contrario, y esto se lo calló, de lo que considera que han hecho con él–. Abrió en suma la puerta a un futuro en el que cabría todo el PAR. La oferta plena, como la de su rival, duró poco rato. Cuando compareció ante los medios solo unos minutos después, esquivó tres veces la pregunta sobre el futuro de la directora general de Turismo, la que él nombró y por la que se siente traicionado.

Así que Aliaga despejó de voleón a la grada las preguntas que le fueron llegando sobre el peliagudo asunto. Dijo, por este orden, que la división es una anécdota; que era domingo y tocaba comer en familia; que no le llevaran (los periodistas con sus cuestiones) adonde no quiere ir.

Eligió la palabra anécdota el líder del PAR con el ánimo de suavizar otra incómoda pregunta, pero la situación está lejos de ser banal. La formación está fraccionada en dos partes, se mire desde este lado o desde aquel. En el bando crítico no se han rendido, advierten en coro. Entienden que, más allá de la derrota, los resultados les dan legitimidad para exigir cosas, para combatir de tú a tú en la guerra de hermanos. Allué reclamó de su jefe y rival algún gesto «urgente». Se siente fuerte, ahora sabe que le respalda casi el 50%, la mitad de un PAR que ha votado partirse por la mitad.