El colegio público Miraflores, en Zaragoza, ha pedido a las familias del centro, a través de una circular, que para la celebración de la fiesta de Halloween de este viernes sus hijos no acudan caracterizados con disfraces de los personajes de la serie El juego del calamar. Es una recomendación y en ningún caso una prohibición, pero esta llega tras detectarse «la imitación de las pruebas» de la ficción de Netflix entre el alumnado.

Según ha podido saber este diario, no es el único centro educativo de la comunidad que ha lanzado esta petición a los padres después de que la serie coreana, para mayores de 16 años, se haya colado en los patios escolares. Desde los equipos directivos están mostrando su preocupación.

En el caso concreto de Miraflores, la dirección confirma que «se están desarrollando juegos imitadores» de la serie en el centro en las últimas semanas. «Los contenidos de esta serie no son aptos para nuestro alumnado y la supervisión paterna es más que importante dado su carácter altamente violento», señala el escrito enviado a las familias, quienes se muestran «sorprendidas» por el comunicado. «Recomendamos que el consumo de cualquier producto audiovisual sea adecuado a la edad y al momento de desarrollo de nuestro alumnado, ya que los niños de estas edades no tienen desarrollado su pensamiento crítico para diferenciar entre realidad y ficción», añade la circular.

La inminente celebración de Halloween también ha convertido en un negocio la serie, ya que son varias las tiendas de Zaragoza que estos días muestran en sus escaparates disfraces de El juego del calamar. Ante la posible tentación de las familias de adquirir este material, desde Miraflores invitan a «no acudir disfrazado de ningún personaje relativo» a la serie.

No usar caretas

Asimismo, recomiendan «no utilizar caretas» para esta festividad (también se venden sueltas y vinculadas a la ficción coreana), ya que «el uso de las mascarillas es obligatorio tanto en el interior del centro como en el patio del recreo al no poder garantizar la distancia de 1,5 metros», recordaron desde el colegio.

Lo que sucede en Aragón no es nuevo, ya que la situación se está reproduciendo en centros educativos de todo el país. El fenómeno de imitar los juegos, que en la ficción son macabros y violentos, ha despertado también la petición a las familias de que apliquen más control sobre lo que sus hijos ven.

Por su parte, desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Aragón (Fapar) explicaron ayer a este diario que «expresamente» no les constan problemas derivados de las imitaciones de El juego del calamar, pero sí les ha llegado la «repercusión» que está teniendo en las aulas. «Esto ya ha sucedido en otros momentos con otras series, películas, juegos o programas. Es importante que las familias sepan que esta serie y otras no están pensadas para menores», añadieron.

«Es igualmente cierto que en la sociedad actual es más complicado educar para todos y también para las familias, por eso es fundamental hacerlo en cooperación», consideraron desde Fapar. «A parte de los límites que podamos poner como progenitores en el acceso, es necesario que la situación se aproveche desde la escuela y las familias para reflexionar sobre la convivencia pacífica, las relaciones personales, la realidad y la ficción, la empatía y todos los valores que pueden acompañar en ese proceso saludable de crecimiento y desarrollo de nuestros hijos e hijas», señalaron.