El Ministerio de Ciencia e Innovación ha concedido un total de 5,8 millones de euros a la Universidad de Zaragoza para dos infraestructuras científicas y técnicas de gran impacto en la I+D+i, dentro del marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Se trata de instalaciones o recursos para desarrollar investigación de vanguardia y de máxima calidad, excepcionales en su género.

En concreto, el respaldo económico hará posible la instalación de un microscopio de transmisión electrónica, con doble corrector de aberraciones, en el Laboratorio de Microscopias Avanzadas para la observación directa de los materiales y la obtención de información química con resolución atómica. Se destinará a ello 3,6 millones.

Por otro lado, los 2,2 millones restantes permitirán la puesta en marcha del Caesaragusta IV, un nuevo sistema de Supercomputación para actualizar el superordenador Caesaragusta actual de la Red Española de Supercomputación, alojado en el Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI), sede del Centro de Supercomputación de Aragón (Cesar).

El rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, y la consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, han destacado este jueves la trascendencia de la financiación ministerial obtenida, ya que permitirá que ambas instalaciones "puedan actuar como motores de desarrollo socioeconómico a nivel regional, nacional e internacional", dijeron.

Los investigadores principales de ambos proyectos son Pilar Cea, catedrática de Química Física y directora del Laboratorio de Microscopias Avanzadas (LMA), y Alfonso Tarancón, el catedrático de Física Teórica y responsable científico del Cesar.

Las instalaciones, en detalle

La llegada del microscopio al LMA tendrá un enorme impacto en la I+D+i y en la capacidad del laboratorio para prestar un servicio singular al más alto nivel científico-técnico a investigadores del sector público, privado e industrial. El microscopio contará con especificaciones técnicas que lo dotarán de una gran versatilidad, precisión y resolución, posibilitando además la exploración de materiales empleando bajas dosis de electrones y bajos voltajes de aceleración. Esto abre la puerta al estudio de nanoestructuras a base de carbono (grafeno, nanotubos, fulerenos), compuestos inorgánicos altamente sensibles a los electrones como las zeolitas y las perovskitas híbridas, así como materiales puramente orgánicos, según informó el campus. Será posible también estudiar múltiples propiedades físicas de los materiales.

En el caso del nuevo sistema de Supercomputación, serán dos máquinas las que se adquirirán con el dinero recibido. Por un lado, una máquina para la ejecución de programas masivamente paralelos, que requieren de algoritmos y recursos (potencia, memoria y ancho de banda) inalcanzables para los ordenadores convencionales. La segunda máquina estará compuesta, además de por CPUs convencionales, por GPUs, especializadas en el tratamiento específico de datos que pueden procesarse de forma vectorial y paralela. Estos procesadores gráficos, cuyo origen se remonta al inicio de los videojuegos donde se demandaba una gran velocidad para el tratamiento de imágenes en movimiento, presentan una gran eficiencia y velocidad para el desarrollo de algoritmos de inteligencia artificial, tratamiento de imágenes, machine learning o análisis del lenguaje.