El sector de la nieve de Aragón ultima los preparativos para volver a latir con fuerza tras el batacazo sufrido la pasada campaña como consecuencia de las restricciones de la pandemia. Las seis estaciones de esquí alpino de la comunidad respiran con alivio y gran expectación ante una temporada que apunta buenas maneras en cuanto a visitantes. También soplan vientos favorables a nivel meteorológico, un aspecto esencial para la prosperidad de esta esta actividad, que supone un puntal económico para los valles pirenaicos y la comarca turolense de Gúdar-Javalambre. El optimismo y la ilusión por la ansiedad vuelta a la normalidad se han visto reforzados en la última semanas con la llegada de las primeras nevadas, lo que hacen prever que será una campaña larga. La fecha provisional para su inicio está fijada a finales de este mes de noviembre.

La situación es radicalmente distinta a la que se vivía hace un año. La pasada temporada fue en balde, con todos los complejos invernales cerrados ante la imposibilidad de atraer esquiadores por las limitaciones de movilidad impuestas para combatir el coronavirus, con la único excepción de Astún, que sí abrió aunque con unos bajos niveles de afluencia.

El grupo Aramón, al que pertenecen cuatro de las seis centros aragoneses, está ultimando los preparativos para poder abrir cuanto antes. Para ello es necesario que lleguen las nevadas o que se den bajas temperaturas para producir la nieve artificialmente, una condiciones que están empezando a darse. De hecho, en Formigal-Panticosa han caído esta semana las primeras nieves, con hasta cinco centímetros a partir de los 1.700 metros de altitud y varios días nevisqueando. En Cerler, la nevada de la madrugada del martes también tiñó el paisaje de blanco a partir de los 1.900 metros.

«Es una primera nevada que contribuirá a enfriar el suelo, a preparar el terreno para cuando llegue esa gran nevada que confiamos sea pronto», señalaron fuentes de la compañía, que tienen la vista puesta en finales de noviembre para dar el pistoletazo de la salida a la temporada, una fechas habituales de apertura que no siempre pueden darse por la falta de nieve. El objetivo es hacerlo unos días antes de la gran primera cita del invierno, el puente de la Constitución y la Inmaculada. «Hay muchas ganas de nieve y se prevé un buen invierno», concluyen desde esta empresa semipública participada al 50% por Ibercaja y el Gobierno de Aragón.

Empleo al alza

En Aramón están ya trabajando 250 personas para tenerlo todo listo. Ya se ha realizado las revisiones de todos los remontes y los trabajos se centran ahora en tareas como reparar el material para los alquileres de esquís, ultimar las obras en los edificios de servicios como los de hostelería o montar y probar el sistema de producción de nieve, para que esté operativo cuando llegue el frío. También hay trabajadores (písters) vistiendo las estaciones (colocar colchonetas en cañones y pilonas o redes en determinadas zonas) o colocando nueva señalización.

Conforme llegue la nieve y se acerque la apertura se irán incorporando el resto del personal. En fechas clave o punta, alcanza los 1.000 trabajadores en todo el grupo. El proceso de selección de personal abierto a mediados de octubre contaba este año con 200 ofertas de empleo, a las que optaron 1.600 candidatos.

El hólding aragonés de la nieve afronta la temporada con grandes novedades por las fuertes inversiones llevadas a cabo en el último año. Las obras de sus dos nuevos telesillas (Castanesa en Cerler y Pico Royo en Formigal-Panticosa) ya han finalizado y ahora se está realizando las últimas pruebas.

«Vemos que hay ganas de volver a esquiar y llevamos tres días nevando y eso hace que las expectativas sean aún mejores», afirma Álvaro Luna, director de Candanchú, que confía en poder abrir para el próximo puente festivo. «Las previsiones que se proyectan para esas fechas es que vamos a poder llegar en buenas condiciones», agregó. Aunque cree que persisten algunas incertidumbres ligada al covid-19, considera que esta temporada puede llegar a ser de un «nivel similar» de prepandemia. A eso apuntan las cifras de venta anticipada de los bonos conjuntos con Astún, que pueden adquirirse hasta el 8 noviembre.

La apertura de este complejo pirenaico estuvo en peligro por los problemas económicos que atravesaba la empresa gestora. Las dudas se despejaron gracias a un crédito de 2 millones de euros que le ha facilitado el Gobierno de Aragón. En la estación trabajan ahora cerca de medio centenar de personal para la puesta a punto de las instalaciones, que en el punto más álgido de la campaña alcanza los 150 empleados.

«Estamos muy ilusionados y con mucha expectación para que la temporada de esquí comience cuanto antes. Esta semana ha nevado y eso es una alegría. Es muy importante que haya nieve viniendo de lo que venimos», afirma Anabel Costas, vicepresidenta de la parte de hospedaje de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo, quien recordó la «catástrofe» que supuso para el sector que las estaciones no abrieran la pasada temporada. La empresaria hotelera confirma las buenas vibraciones que existen, con un importante volumen de reservas ya cerradas para el puente de diciembre y la Navidad. «Se está moviendo todo porque la gente tiene ganas de esquiar», concluye.

Esperanza y malestar entre el profesorado de esquí

El sector de la nieve tiene un importante peso económico en Huesca, donde representa el 10% del PIB, y la comarca turolense de Gúdar-Javalambre. A nivel laboral, son más de 2.000 empleos directos y 12.000 indirectos, entre los que se encuentran los profesionales ligados a la formación. En Aragón hay unas 15 escuelas de esquí adscritas a la asociación profesional Aepedi, que representa a los profesores y entrenadores de deportes de invierno. Antes de la pandemia, trabajaban unos 400 técnicos en estos centros, una cifra que ahora no está claro que se alcance.

«La nueva temporada la afrontamos con esperanza ya que durante la pandemia las administraciones públicas nos han abandonado literalmente, no hemos podido recibir ertes como el resto de trabajadores y tampoco se han recibido ayudas para el sector», señala Ángel Cebollero, secretario general de Aepedi. «Existe incertidumbre y no sabemos cuántos profesores han dejado la profesión debido a que en la pandemia se han tenido que buscar la vida para sobrevivir, y algunos no volverán», afirma. También tiene dudas sobre la vuelta del esquí escolar por la falta de apoyo público.