La pandemia de coronavirus ha retrasado los estudios de la MTBVAC, la nueva vacuna candidata contra la tuberculosis de factura española que desarrolla el equipo dirigido por el doctor Carlos Martín Montañés, de la Universidad de Zaragoza. En estudios preclínicos, MTBVAC ha demostrado que confiere mayor protección frente a la enfermedad que la BCG, la única de la que se dispone en la actualidad y que ya ha cumplido un siglo.

Sin embargo, su desarrollo se ha visto paralizado por la crisis sanitaria: casi un año de demora en los estudios en bebés y adultos, explica el investigador. La inversión en dosis frente a la tuberculosis en 2020 fue de 1 dólar (0,86 euros) por cada 1.000 dólares (862 euros) que se invirtieron en el mismo apartado frente al covid.

MTBVAC está entre las 14 nuevas vacunas contra la enfermedad en fase de desarrollo clínico en todo el mundo. Está diseñada por el grupo de investigación genética del doctor Martín Montañés, del Departamento de Microbiología de la Universidad de Zaragoza, que lleva 25 años trabajando en su desarrollo, y Brigitte Gicquel, del Instituto Pasteur de París. Es una de las más prometedoras a nivel mundial. «Tenemos que ser conscientes de que la tuberculosis es una enfermedad respiratoria y transmisible», señala Martín. «De no lograrse controlarla en todo el mundo, la amenaza de una epidemia de cepas no tratables estará siempre presente», alerta. «Disponer de una vacuna eficaz es esencial para la lucha global contra la enfermedad», precisa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a advertirlo: por primera vez en 10 años, han dejado de bajar los casos de tuberculosis en todo el mundo «y, lo que es más grave, ha disminuido el diagnóstico y el tratamiento, con lo que esperamos un repunte de casos y muertes en los próximos años», dice Martín. «Lo que más preocupan son los casos de tuberculosis multirresistentes que hacen que perdamos la capacidad de tratar la enfermedad y volvamos a la era preantibiótica», añade.

Carlos Martín, el pasado verano, en su despacho de la Universidad de Zaragoza. ÁNGEL DE CASTRO

El 18 de julio de 1921, un bebé de pocos días nacido en París recibió la primera dosis de BCG, la primera y hasta el momento única vacuna contra la tuberculosis que, actualmente, se usa en unos cien países. Según los expertos, cosecha grandes éxitos (como la prevención de las formas graves de la patología en niños), pero también grandes carencias: no evita la infección primaria en adultos ni la progresión de la infección latente.

«La actual vacuna deriva de una cepa de Mycobacterium bovis, que causaba la tuberculosis en vacas, y en su atenuación perdió una región que contiene antígenos mayores del bacilo», explica Martín. Esta es una de las dosis más utilizadas en todo el mundo, por su protección contra las formas graves de tuberculosis en niños, pero dada su «pobre protección» contra las formas respiratorias de la enfermedad, «la dolencia sigue transmitiéndose y causando más de 10 millones de nuevos casos y más de 1,5 millones de muertes al año», prosigue. Según la OMS, encabeza esta lista la India, seguida de Indonesia, China, Filipinas, Nigeria, Bangladesh y Sudáfrica.

«En España, el número de casos no es muy alto y puede variar entre 5 y 20 por 100.000 habitantes. La tuberculosis es una enfermedad tratable con una combinación de fármacos durante seis meses y nuestro país cuenta con laboratorios de diagnóstico muy buenos, así como con clínicos, que hacen que el número de casos resistentes a los fármacos sean bajos», argumenta el microbiólogo.

Mayor protección que la BCG

La dosis que desarrolla el equipo de Martín «se construyó a partir de una cepa de Mycobacterium tuberculosis aislada de un paciente y que pertenece al linaje 4, uno de los más frecuentemente aislados en humanos». Fue fabricada, detalla, por ingeniería genética inactivando el circuito de virulencia regulado por un factor de transcripción denominado PhoP. En modelos animales esta vacuna ha mostrado una protección mayor que BCG contra las formas respiratorias de la enfermedad.

Dentro de proyectos europeos, colaboran con diferentes laboratorios y, en estos 25 años, han demostrado que MTBVAC protege mejor que BCG en modelos de ratón, cobaya y macacos contra las formas pulmonares de la enfermedad. Cuando muestre su eficacia en fase 3 en humanos «podrá ser una herramienta importantísima» para el control de la dolencia, asegura el doctor.

Cómo no, la pandemia también ha ralentizado el curso de esas investigaciones, señala el experto. MTBVAC ya está preparada para iniciar ensayos de eficacia de fase 2A en recién nacidos en países en los que la enfermedad es endémica. Pero esos estudios finalizaron con un retraso de un año. Ahora se estima que la fase 3 se iniciará el segundo trimestre de 2022.

Se analizará, detalla el microbiólogo, la seguridad en bebés en Senegal, Madagascar y Sudáfrica y, también, la eficacia en diferentes centros de Sudáfrica durante 5 años. Ambos proyectos están parcialmente financiados por la Unión Europea a través del programa EDCTP (The European and Developing Countries Clinical Trials Partnership) y por la farmacéutica española Biofabri, una de las filiales de la gallega Zendal que, además, es el socio europeo de Novanax para la producción de la vacuna frente al coronavirus de la compañía estadounidense.