Un niño prematuro es todo aquel nacido por debajo de las 37 semanas de gestación pero existen diversos grados, desde los muy extremos (por debajo de 28 semanas) a los prematuros tardíos, que están en el límite entre la prematuridad y los que nacen a término (de 34 a 36 semanas). Las cifras en Aragón se sitúan entre el 7 y el 8% del total de nacimientos, aunque «varía año a año y centro a centro, aunque sin grandes cambios», asegura el jefe de Neonatología del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, Segundo Rite. Este, al ser un centro de referencia tanto obstétrica como neonatal, tiene una tasa «algo superior a la media» ya que hasta él llegan «madres embarazadas de riesgo». De hecho, el año pasado hubo 3.444 partos en el Miguel Servet y el 9,4% fueron prematuros. En los diez meses de este año, la cifra más o menos se mantiene con 2.812 partos y una tasa del 9,3% (261) de nacidos antes de las 37 semanas.

Rite reconoce que en cuanto a la prematuridad más extrema, sobre todo con muy bajo peso (menos de 1.500 gramos) «hubo un descenso notable durante la pandemia» pero este año «ya se están recuperando cifras» anteriores.

El nacimiento de un bebé prematuro implica muchos más problemas que el aumento de peso. Para las familias es un «shock emocional importante» pero «cada día vienen con un conocimiento mayor de lo que implica ser prematuro», reconoce. Además, también ha habido grandes avances en neonatología.

La edad gestacional es el «parámetro fundamental» para hablar de pronóstico, incluso más que el propio peso». Los problemas «no tienen nada que ver si un niño nace en el límite de la viabilidad (24 semanas) que si es con 36. «Las posibilidades de supervivencia disminuyen notablemente y las posibilidades de tener secuelas se incrementan» según esa edad gestacional. Las posibles secuelas son mayores ante la prematuridad extrema: Discapacidad mayor, parálisis cerebral o retrasos cognitivos importantes, displasia broncopulmonar, dificultad para andar, etc., «pero sí que es cierto que en los últimos años van disminuyendo estos» y se dan otros relacionados con el desarrollo, el aprendizaje o el lenguaje, que «para las familias son importantes». A ellas hay que «informarles sobre la posibilidad de que haya estos problemas, hay que ser realistas pero lo cierto es que el riesgo cero no existe», reconoce.

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Luces moradas pero sin encuentro por segundo año 

El próximo 17 de noviembre se celebra el Día del prematuro y, por segundo año consecutivo, no habrá encuentro de las familias al tratarse de niños con riesgo, pero sí se iluminarán edificios y monumentos de todo Aragón. De momento, en Zaragoza lucirán de color morado La Aljafería, las fuentes del Pilar, plaza de España, Aragón, de Los Sitios y todo el paseo del Parque Grande; la fachada de Caja rural de Aragón, la Delegación de Gobierno. También el ayuntamiento de La Muela, Alfamén, Cariñena, el castillo de Illueca y la Subdelegación del Gobierno de Teruel.

Con motivo del Día del niño prematuro, la Sociedad Española de Neonatología, de la que Rite es miembro de su junta directiva, ha lanzado un decálogo para la atención al recién nacido. Para el especialista, dos son los puntos principales: «Fomentar que las madres con riesgo de parto prematuro sean derivadas a centros especializados evitando la separación entre madre e hijo» porque «es fundamental el papel de las familias en las unidades neonatales, deben participar como cuidadores que son». Y ligado a este, «favorecer el establecimiento del vínculo del neonato con su familia desde el principio», el desarrollo de método «madre-canguro» e insistir en el acceso las 24 horas del día en la unidad de neonatología de los hospitales.