Usted ha dicho que un pueblo que muere es un agujero negro en nuestra historia que no podremos llenar nunca. ¿Tan grave es el problema de la despoblación?

– Es muy grave y más que problema de despoblación, diría de desvertebración territorial. Nos movemos en una dicotomía entre el abandono de lo rural y la hiperconcentración de lo urbano, ya que prácticamente el 70% de la población vive en un 20% del territorio. Ahora, tampoco soy pesimista, de lo que se trata es de que todos seamos conscientes de la trascendencia que tiene el mundo rural para nuestro futuro, porque es verdad que cada pueblo tiene un saber un hacer, una cultura, que es un valor intangible que si se pierde, es muy importante para nuestro país y nuestra identidad.

Se habla de la reforma del modelo de financiación como una posible solución...

– Está claro que las inversiones son muy importantes pero no es sólo una cuestión de dinero, hay lugares con condiciones de servicios e infraestructuras razonables y bien conectados que también pierden población. El debate es mucho más complejo, y si no lo atendemos en toda su complejidad, no lo vamos a resolver. La Administración del Estado es perfectamente consciente de que hay que buscar ese equilibrio entre los costes por servicio y la variable de población, pero el problema de la funcionalidad territorial va más allá de las inversiones.

¿Cuáles son esas otras causas profundas de la despoblación?

– Hay cuestiones como los entornos socioculturales por las que se han ido de los pueblos los jóvenes y las mujeres. Al final todo tiene que ver con generar ecosistemas favorables para el emprendimiento y la conciliación familiar, además de opciones laborales y acceso a determinados servicios públicos, pero hay que ser imaginativo y pensar cómo lo planteamos en términos de sostenibilidad y eficacia. 

«Hay cuestiones relacionadas con los entornos socioculturales por las que se han ido de los pueblos los jóvenes y las mujeres»

¿Van las políticas públicas acompasadas con la magnitud del reto al que nos enfrentamos?

– Yo diría que es la primera vez que tenemos políticas públicas para afrontar un tema tan complejo. Llevamos más de medio siglo perdiendo población y hay una voluntad política de hacer frente a esta cuestión. Lo que no vamos a tener es inmediatez en invertir los flujos poblacionales, porque sabemos que esto tiene resultado a medio y largo plazo.

¿Cómo afronta el Ministerio el objetivo del reto demográfico?

– Lo primero que hay que entender es que el reto demográfico es una cuestión transversal y lo que hemos hecho ha sido generar una gobernanza de este problema con el conjunto de los ministerios. Esto lo compartimos también con una gobernanza vertical con las comunidades autónomas y las entidades locales, que nos permita compartir una agenda común y los retos de cada uno de los territorios, que hay que abordar prácticamente a un nivel local. En la última conferencia de presidentes aprobamos el Plan de Lucha contra la Despoblación con 130 medidas y un presupuesto de 10.000 millones de euros para 2021 y 2022. 

"El plan de lucha contra la despoblación cuenta con 130 medidas y un presupuesto de 10.000 millones de euros para 2021 y 2022"

¿Qué tipo de proyectos se van a financiar con este dinero?

– Este dinero va a permitir abordar diferentes aspectos de la problemática, aunque no todos. En estas ayudas, con cargo al plan nacional de recuperación, se incluyen medidas como el plan único de lucha contra la despoblación, los planes de sostenibilidad turística, las ayudas a ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes para la creación de comunidades energéticas, los planes de mejora del abastecimiento de agua y saneamiento, iniciativas en el ámbito de la economía de los cuidados, etc. Es un paquete importante de recursos, algunos territorializados, para una política de acción cuantitativa. 

También hay una política más cualitativa que va a desarrollar la secretaría general que tiene que ver con la generación de ecosistemas de innovación, como los centros de innovación territorial, y todo lo que tiene que ver con la digitalización de las zonas rurales, el apoyo a emprendedores, mujeres y pymes. En estas se enmarcan los centros Connect en Teruel, Cuenca y Soria, 'networkings' donde los emprendedores contarán con un espacio para conectarse e impulsar proyectos.

¿Todas las zonas despobladas necesitan las mismas recetas?

– No, otra cuestión sin la cual tampoco tendremos éxito en este reto es que cada territorio, cada pueblo, necesita su propio proyecto, horizonte y liderazgo. Al mismo tiempo, también necesita una visión de escala, y en el caso Aragón están las comarcas que son una buena herramienta. Lo que necesitamos es generar una inteligencia territorial que dé respuesta a esta diversidad de retos que tenemos.

"Cada territorio, cada pueblo, necesita su propio proyecto, horizonte y liderazgo"

¿Cómo ve la situación en Aragón? ¿Qué diferencias hay entre las zonas de montaña y las cuencas mineras turolenses, por poner dos ejemplos?

– Las zonas de montaña son las más afectadas por la despoblación. Tienen realmente un problema estructural muy serio donde el único recurso que ha sido posible aprovechar es el turismo. En cuanto a las zonas mineras, como es el caso de Andorra, hay ya un plan muy específico y concreto, y por las noticias que tengo en este momento se han generado ya más empleos que los que se perdieron. El caso de la montaña es más grave, hay que encontrar marcos normativos específicos que ayuden a estos territorios. Una de las claves del futuro es diversificar, y en este sentido la digitalización nos puede ayudar mucho a desarrollar proyectos empresariales que no necesariamente estén vinculados a recursos naturales del territorio sino que abran un abanico más extenso de oportunidades, sobre todo para los jóvenes. 

¿Cómo piensan atraer jóvenes al medio rural?

– Es importante que los jóvenes encuentren oportunidades similares o mejores que las del mundo urbano para que decidan volver o irse al medio rural. El programa que iniciamos este año de Campus Rural va a permitir a 200 jóvenes del país tener una primera experiencia académica en el medio rural. Lo que nos interesa no es solo el trabajo académico sino su estancia efectiva, su experiencia vital en estos entornos. Debemos ser capaces de innovar, de convertir estos territorios en atractivos para los jóvenes.

"Campus Rural va a permitir a 200 jóvenes de todo el país tener una primera experiencia académica en estos entornos"

Con la pandemia, ha cambiado la percepción de la población urbana sobre la vida en los pueblos, ¿se está aprovechando el tirón? 

– Con la pandemia hemos ganado una primera batalla, que es la batalla del relato, y hemos mejorado la imagen que se tenía de los pueblos, pero hay que seguir trabajando para conseguir ese compromiso colectivo. La despoblación es un reto que nos atañe a todos, no es algo que las zonas rurales puedan hacer solas. Hay cuestiones relacionadas también con la sostenibilidad que nos preocupan, porque la vida en el medio rural es mucho más sostenible que en las ciudades, que tienen muchas externalidades que no van a poder mantener en el futuro, y hay que apoyar también un proceso de desconcentración de las zonas urbanas. Tenemos que pensar también cómo resolvemos los problemas de las ciudades medias generando un territorio que esté cohesionado y sea capaz de garantizar el futuro a todas las personas, independientemente del lugar que elijan para vivir.