Las seis estaciones de esquí aragonesas lo tienen todo preparado para iniciar la campaña de regreso a las pistas tras más de un año en blanco –en 2020 solo abrió Astún– debido a las restricciones por la pandemia del covid-19. La contratación de personal y la promoción van a buen ritmo, y tan solo queda por llegar la nieve tan deseada desde todos los rincones del sector. La fecha idílica para la reapertura es el fin de semana del 27 de noviembre, lo que permitiría coger algo de ritmo antes del puente de la Constitución. Esta dependerá en todo caso de la fuerza con la que descargue el frente frío que se aproxima al Pirineo aragonés, cuya llegada está prevista para principios de la semana que viene.

Según informa la Agencia Estatal de Metereología (AEMET), a partir de hoy comenzará a nevar en distintos puntos de las zonas pirenaicas. En los próximos días, las cotas irán descendiendo y el lunes y el martes la previsión arroja nieves por encima de los 1.000 metros de altitud. El día 23, por ejemplo, se esperan heladas débiles generalizadas, cuya intensidad se incrementará en cotas altas, donde localmente podrán ser fuertes y persistentes. Otros portales, como freemeteo.es, arrojan un pronóstico a cinco días de precipitaciones en forma ligera para zonas como Panticosa, Cerler o Candanchú.

Desde Aramón, la entidad que gestiona las estaciones de Cerler, Formigal-Panticosa , Javalambre y Valdelinares aseguran que están preparados «para abrir en cualquier momento» y califican de «buenas» las expectativas de la temporada. «Nuestro plan es rodar antes del puente de la Constitución, pero dependemos del tiempo. El resto, está todo preparado», explican desde la empresa, cuya propiedad está participada al 50% por Ibercaja. El tiempo es muy cambiante en cotas tan altas, pero la previsión de una gran nevada la semana que viene permitiría a las máquinas crear una base firme de nieve sobre la que dar comienzo a la temporada. Algo factible. Además, el frente traerá temperaturas bajas que facilitarán la creación de nieve artificial.

El hólding aragonés de la nieve afronta la temporada con grandes novedades por las fuertes inversiones llevadas a cabo en el último año. Las obras de sus dos nuevos telesillas (Castanesa en Cerler y Pico Royo en Formigal-Panticosa) ya han finalizado y ahora se está realizando las últimas pruebas.

También en Candanchú están a la espera de comprobar cómo descarga la borrasca el fin de semana. Álvaro Luna, el director de la estación, había puesto la cruz en el calendario el fin de semana del 4 de diciembre. «Podría adelantarse al sábado anterior si la borrasca llegara el 22, el 23 o el 24 de noviembre», cree Luna. Sin embargo, las perspectivas de frío ya se están rebajando. «Ayer las estimaciones ya decían que las temperaturas mínimas serían más altas de lo esperado», confirma el director general de la estación que abrirá este año gracias a un crédito del Gobierno de Aragón a las dos compañías de carácter privado, Candanchú y Astún.

Precisamente Astún fue la única que dio el paso de abrir sus puertas el año pasado. «A día de hoy [por ayer] no hay nieve suficiente, pero sí hay una buena base por lo que si cae algo este fin de semana podríamos pensar en abrir rápido», apunta Andrés Pita, director comercial de Astún. Desde las instalaciones jacetanas se muestran «optimistas» ante la temporada e inciden en que ellos viven «de estar abiertos».

Sube la contratación

Con la vista puesta en el regreso de las pistas de esquí se ha reactivado también la contratación y la selección de personal. Desde Aramón señalan que ya se ha iniciado la formación del personal que entrará a trabajar a las cuatro estaciones que la entidad gestiona. Suponen 200 empleos vacantes para 54 puestos de trabajo distintos, para los que se presentaron hasta 1.600 candidaturas.

Tampoco han tenido problemas en lo referente a personal en Candanchú, aunque sí echan «en falta» algo de mano de obra en lo referente a restauración. A ello se suma una leve carencia en puestos muy especializados como mantenimiento de la parte eléctrica o un informática. En la estación trabajan ahora cerca de medio centenar de personas para la puesta a punto de las instalaciones, que en el punto más álgido de la campaña alcanza los 150 empleados.