Ahora que el logo de McDonald’s ya corona (o estropea, depende de a quién se pregunte) las puertas del antiguo Cine Elíseos, cabe cuestionarse qué ha sido de todos aquellos rótulos y letreros que adornaban la escena de Zaragoza hasta hace no mucho. Hubo un tiempo en el que los led no existían y las tiendas se presentaban a las calles con cuidados carteles que, en muchos casos, eran una pieza de artesanía única. Pero en los últimos años muchos de estos comercios han ido cerrando y la personalidad con la que llenaban los barrios ha dado paso a los nombres y carteles de franquicias que igual se anuncian en la capital aragonesa que en Sebastopol.

Ejemplos de estos rótulos vetustos, por suerte, todavía quedan y ejemplo de ello son, por ejemplo, el de la Bombonera Oro, en el Coso; la zapatería La Alicantina, en Don Jaime I; la tienda Gilca, en el paseo Damas; el quiosco Quiteria Martín, en la calle Mayor; el Bar Antonio, en Eduardo Dato; y otras tantas menos conocidas pero que forman parte del imaginario de la ciudad desde hace décadas. Y para tratar que no se pierdan para siempre existe una asociación a nivel nacional, la Red Ibérica en defensa del Patrimonio Gráfico, en la que participan también vecinos de Zaragoza.

Bar Antonio, una casa de comidas de toda la vida en la calle Dato. ÁNGEL DE CASTRO

«Queremos concienciar sobre que esos rótulos son parte de nuestra historia. Es un recuerdo de los comercios y de la vida cotidiana de todos», explica Jairo Abella, miembro de la red y el impulsor junto a su pareja de @zgzletters, una cuenta de Instagram dedicada a inmortalizar los rótulos más significativos de la ciudad.

Abella, que es diseñador industrial y trabaja en el diseño gráfico, relata que hace un tiempo él y su pareja empezaron a reparar en esos rótulos y vieron como, «poco a poco», empezaban a desaparecer conforme los negocios cerraban. Para evitar que estas imágenes se desvanecieran en la memoria colectiva, crearon esta cuenta en Instagram. En la capital aragonesa, además de ellos, hay otra iniciativa similar, @Zaragozadeluxe, que también cuelga fotos de letreros históricos.

En la ciudad hay muchos ejemplos, como el neón de la hamburguesería Nevada, en la plaza San Francisco; el rótulo de la tienda de paraguas Redondo en la calle San Miguel o el del Bar Brasil, en Jordán de Urriés, que lleva 40 años luciendo igual. Lamentablemente, otros muchos carteles ya no ambientan las calles, como el de la tienda de recuerdos El Mañico, en la calle Alfonso. «Ese sabemos que se lo ha quedado la familia», cuenta Abella. Ahí al lado estaba también otro singular ejemplo de diseño gráfico, el de La Española (plaza Sas), cuya fachada se está reparando.

«Estamos pendientes de que quede bien. Esa fachada está protegida como algunas más de Zaragoza y es lo que queremos promover. Que se cataloguen más para evitar que se destruyan», dice este experto. «Esos rótulos transmiten sentimientos y tirarlos es como si tiran una parte de nuestra historia a la basura», afirma Abella.

El cartel del Bar Brasil sigue luciendo igual 40 años después en Jordán de Urriés. EL PERIÓDICO

El objetivo a largo plazo es recopilar alguno de los rótulos que vayan a desaparecer para poder exponerlos. En Madrid, ya hay un proyecto que ha conseguido rescatar unos cuantos ejemplos que ahora guardan en una nave a la espera de poder enseñarlos. «Estamos en contra del mercado de rótulos y que la gente los compre para no enseñarlos. Los rótulos de antes eran trabajos artesanales que tardaban días en hacerse, no como ahora. Cada uno tenía un significado y había mucha variedad que se está perdiendo», explica.

La consecuencia de esa desaparición, alerta este experto, es la «pérdida de personalidad» de las urbes. «Los centros de las ciudades se están llenando de franquicias y todas tienen el mismo rótulo, por lo que todas las ciudades acaban siendo iguales», lamenta Abella. Contra ese olvido @Zgzletters utiliza Instagram para difundir el patrimonio gráfico de Aragón, pero no estaría de más que «toda la sociedad» se concienciase al respecto.