Cris recorrió España en bicicleta. Durante 365 días y en etapas de 100 kilómetros fue descubriendo la península Ibérica. Su viaje comenzó en Zaragoza y llegó hasta Cádiz, le sobró tiempo e incluso paso unos días recreándose por algunas zonas de Andalucía. ¿La única peculiaridad de este viaje? La bicicleta era estática y Cris nunca llegó a salir de su gimnasio.

Cristian Álvarez tiene 35 años, es de Mediana de Aragón y es licenciado en Trabajo Social. Desde hace varios años convive con una enfermedad neurodegenerativa que le afecta al habla y al sistema nervioso. La obligación de hacer deporte todos los días es la que llevó al joven a comenzar esta aventura. Él mismo planificaba la ruta y etapa tras etapa iba viajando de forma virtual. Cada vez que llegaba a un lugar que le parecía interesante, se informaba y escribía una reseña en la que hablaba sobre el lugar, su gente, sus costumbre y que iba acompañado de una reflexión personal, sobre su familia, su pueblo o sobre las experiencias vividas.

En el acto estuvo acompañado de gran cantidad de amigos y familiares ANGEL DE CASTRO

La unión de cada una de las etapas dio lugar a "El viaje de Cris" un libro en el que él mismo narra su aventura virtual. Así lo ha calificado él mismo en la presentación de la obra que se ha celebrado este viernes en el Centro Cívico Esquina del Psiquiátrico. Un acto en el que, acompañado de familiares y amigos y visiblemente emocionado, ha querido agradecer a todos lo que han hecho esta obra realidad, "tanto a los que están como a los que no", ha afirmado.

También ha asegurado que en ningún momento tuvo ganas de parar. Aunque necesito de familiares y amigos para mantenerse en la silla su objetivo estuvo claro y en ningún momento se vio tentado a abandonar. "Al final sabia que tenia que seguir haciendo deporte, sabia que no podía parar", ha afirmado provocando las risas de los asistentes

Sus viajes no siempre han sido virtuales, hasta dos veces ha hecho el camino de Santiago, en este caso con su entrenador empujando la silla. La propia enfermedad es la que anima al joven a seguir luchando y rompiendo barreras y aunque de momento afirma no tener más viajes pendientes no descarta seguir escribiendo sus aventuras virtuales. Y conseguir con su experiencia poder inspirar a otras personas y demostrar que, si se lo propone, podrá hacer cualquier cosa.