Rosa Santos ha estado implicada directamente en la reforma laboral. Esta aragonesa ha pilotado los equipos de negociación de la CEOE y Cepyme y ha guiado la interlocución directa con los sindicatos y con el primer Gobierno de coalición en España. Estos últimos nueve meses han sido «extenuantes», pero cree que el resultado ha merecido la pena, según asegura a este diario en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras un pacto que parecía, a priori, imposible.
-¿Esta es la mejor reforma que podía salir de la negociación?
-El Gobierno, en su pacto de coalición, ya había fijado una serie de objetivos y también había exigencias de la Unión Europea que marcaban las pautas sobre las que podía transitar el pacto. En la hoja de ruta existía la necesidad de reducir la temporalidad y de cambiar las modalidades de contrato, básicamente. Pero se ha trabajado en más aspectos. En cualquier caso, el acuerdo final es equilibrado y responde a las necesidades de las organizaciones empresariales y sindicales, ya que se fomenta la contratación estable y se equilibran las relaciones laborales. Creo que es un buen acuerdo.
-¿Qué es lo que ha resultado más difícil para alcanzarlo?
-Ha habido muchas dificultades porque veníamos de más de un año y medio complicado con la gestión de la pandemia y su afección en el mundo de la empresa y en los trabajadores. En este tiempo se ha trabajado en nuevas normas como la ley de los riders, el teletrabajo, la negociación de los erte... El contexto era muy complicado. Además, debíamos tener interlocución con el primer gobierno de coalición en España, lo que complicaba todo aún más. En Aragón estamos acostumbrados a esto, pero en España no. Todo ello ha hecho más complejas las negociaciones, pero creo que finalmente todos hemos estado a la altura de las dificultades del momento.
-La crispación política no ha ayudado mucho a la hora de lograr acuerdos.
Sí, al hecho de tener un Gobierno de coalición con diferentes sensibilidades se ha sumado la segmentación del parlamento, algo que lógicamente no ha ayudado. Durante la negociación de la reforma laboral ha sido muy complicado trabajar aislados del ruido exterior que se estaba generando. Tenemos a gala ser muy discretos con las negociaciones que están en curso porque eso nos permite aislarnos. Pero la situación vivida dentro del Gobierno y el ruido mediático que se generó dificultó más las cosas. Hemos estado permanentemente monitorizados por la prensa y por la opinión pública. Han sido dificultades bastante extraordinarias.
-El PP parece estar molesto con que la CEOE haya pactado este acuerdo con este Gobierno. ¿Ha habido muchas presiones?
-El presidente Garamendi acostumbra a decir que nosotros no hacemos política. Y eso es así. En estos dos años de máxima dificultad hemos intentado buscar el mayor beneficio para la ciudadanía, para las empresas y para las personas trabajadoras. Eso sí, nos hubiera sido más sencillo quedarnos en nuestras casas tranquilamente. Alcanzar estos acuerdos ha sido extremadamente difícil pero creemos de verdad que es lo mejor para el país. Respetamos la opinión de todos los partidos porque tienen, evidentemente, la legitimidad que les dan las urnas, pero nuestra posición es otra. La constitución nos otorga, a través del diálogo social, una función que realizar y hemos intentado hacerla bajo una serie de principios que han regido el mandato de Garamendi y que tienen que ver con una visión ética de las empresas y con la necesidad de defenderlas en un contexto tan adverso. Hemos intentado aislarnos del ruido.
-¿Cuál ha sido la clave en lograr una sintonía entre los equipos de negociación?
-Caminábamos todos con un objetivo común que era rebajar las tasas de temporalidad porque es bueno para la economía y para elevar la productividad del país. El hecho de haber alcanzado acuerdos previos en otros temas que han sido buenos para las empresas y los trabajadores nos ha colocado en un clima de vencer a la adversidad. La clave ha sido lograr intentar responder a esos intereses comunes que están vinculados con reducir las tasas de temporalidad y fomentar el sistema de relaciones laborales, dando más peso a la negociación colectiva, sin mermar la flexibilidad de las empresas para que puedan responder a un contexto global. Creo que el resultado es equilibrado. La reforma laboral establece elementos de equilibrio y de confianza.
-Pero costará un tiempo ver sus resultados en el mercado laboral.
-La reforma laboral plantea un elemento importante, ligado a un cambio cultural. Se ha impulsado una figura muy poco utilizada, que es la del fijo discontinuo. Hay sectores muy dependientes de la estacionalidad como la agricultura y el turismo, cuyo peso en el PIB es relevante. En la reforma se impulsa un elemento clave para mejorar la estabilidad y reducir la temporalidad que es el fijo discontinuo. Esa figura está llamada a ser el elemento que impulse ese cambio cultural desde la temporalidad hacia la estabilidad en el empleo. Los ertes y el impulso de la formación también son elementos interesantes y modificarán la temporalidad
-¿Qué papel juega la formación dentro de la reforma laboral?
-Hemos intentado fomentar las herramientas de flexibilidad interna como otro de los elementos importantes de la reforma para adaptarse las empresas al entorno global. Ahora ahondamos en esas herramientas fomentándolas tras las experiencia atesorada durante la pandemia. Es el caso de los ertes covid y se dotan incentivos a las empresas para la utilización de estas herramientas, en algunos casos vinculadas a elementos de formación con los trabajadores. Uno de los objetivos es que los trabajadores se formen y su empleabilidad esté garantizada durante su vida laboral.
-¿Teme la CEOE que el trámite parlamentario de la reforma laboral tumbe los esfuerzos hechos por los agentes sociales por las exigencias de algunos partidos?
-Hemos alcanzado un pacto equilibrado en un contexto de negociación muy complejo. Nuestro trabajo ha terminado y hemos transmitido al parlamento la voluntad conjunta de que el marco laboral se reforme en el sentido del acuerdo. El parlamento tiene ahora la labor de convalidarlo o, en su caso, hacer lo que estime oportuno. La CEOE, y entiendo que el resto de organizaciones vamos a defender los términos exactos de este acuerdo, por lo que no estaríamos en condiciones de secundar cualquier acuerdo que se salga de lo acordado. Nuestro acuerdo es el que es y no otro distinto.
-¿Está en predisposición la patronal de apoyar un nuevo incremento del salario mínimo?
-Se acaba de publicar en el BOE una norma que nos ha costado mucho pactar. Para hablar del SMI se tendrá que abrir otro trámite de consulta por parte del Gobierno. La economía todavía no está tirando como se esperaba y el crecimiento no es tan vigoroso como estaba previsto, por lo que no se van a cumplir las previsiones del Gobierno. Además, la inflación está disparada, lo que complica la situación para las empresas en materia de costes y también para los ciudadanos. El SMI en este momento no toca. No digo que no vaya a tocar en próximas semanas pero ahora no.
-¿Teme que la subida de precios sea un escollo para la negociación colectiva?
-Intentaremos ver con los sindicatos la posibilidad de buscar un acuerdo de negociación colectiva que establezca los elementos que servirán de guía a la negociación colectiva en un futuro. Está claro que un contexto de inflación como el actual impone criterios de moderación para evitar que esta espiral continúe. Lo dice también la UE y todos los organismos. Pero iremos paso a paso.
-¿Cuál está siendo el funcionamiento de las empresas en esta sexta ola de covid?
-El funcionamiento de la actividad económica no ha sido normal en los últimos dos años, porque nos hemos adaptado cada día y cada semana. Las empresas y los trabajadores se han tenido que ir adaptando a esto y el comportamiento ha sido ejemplar para contribuir a contener la expansión del virus. Se ha instaurado el teletrabajo de forma estructural, por ejemplo. La situación de las empresas ahora no es la ordinaria y se trata de gestionar los recursos humanos y la organización de la mejor forma posible. Es un hecho que el principal elemento de contagio no está en las empresas. Algunos sectores han sufrido muchísimo y siguen estando muy afectados por las decisiones sanitarias como la hostelería, los hoteles y el turismo. Pero a partir del 28 de febrero las empresas podrán seguir utilizando los ertes como elemento de contención gracias al acuerdo alcanzado.