La asociación sin ánimo de lucro Azar Zaragoza, dedicada a la protección de animales, ha denunciado la «persistencia» e incluso el «agravamiento» del abandono de perros, en particular de caza y de las razas consideradas potencialmente peligrosas (PPP), que a día de hoy representan el 90% de los canes que están guardados en perreras oficiales.

«Desde julio he recogido 14 galgos abandonados en el monte», señala Marta Pastor, que preside la citada entidad, que, al margen de las entidades oficiales, se dedica legalmente al rescate de animales abandonados. Los hechos han sido denunciados ante la Guardia Civil.

En todo el año 2021 su entidad ha recogido un total de 74 canes, «lo que da una idea del problema, pues actúo en una zona geográfica limitada», explica Pastor, que salva perros en peligro al margen de su ocupación laboral.

Un galgo malherido

«Alguien tiene que hacer algo por estos pobres animales, alguien tiene que detenerse en una rotonda, cuando ve un perro atropellado, meterlo en el coche y llevarlo al veterinario», afirma.

Rescatar un perro malherido en la cuneta de una carretera o desorientado en el monte no es solo un acto de humanidad. «Las protectoras sin ánimo de lucro tenemos que costear, con aportaciones privadas, el tratamiento veterinario y el papeleo para darlo de alta en los registros», informa Pastor.

Estos trámites incluyen, al margen de las operaciones quirúrgicas necesarias, desde la vacunación y la inserción de un chip hasta el desparasitado, la esterilización y la expedición del pasaporte de cada ejemplar.

Richi sufrió el ataque de tres perros y se recuperó gracias a la intervención de Azar Zaragoza. MARTA PASTOR

Muchos gastos

Por este motivo este tipo de oenegés del mundo animal cobran una tasa a quienes adoptan a los perros, como única forma de cubrir en parte los gastos generados por los cuidados y la tramitación para darlos de alta en el correspondiente registro.

«Algunos de estos animales están en un estado de abandono tan deplorable que no se les puede vacunar contra determinadas enfermedades de inmediato, pues sus organismos carecen de las defensas suficientes», continúa la responsable de Azar Zaragoza.

«Los galgos y podencos, en especial, son de los perros de caza más abandonados, pues su vida útil es más corta que la de otras razas», señala Pastor.

El abandono es el final de muchos de ellos, pero antes de este triste desenlace, «en muchas ocasiones, mientras resultan de utilidad, están encerrados en casetas en ruinas, sin ninguna higiene y rodeados de excrementos», lamenta la presidenta de Azar Zaragoza, que hace un llamamiento a la sociedad para que apoye a protectoras como la que ella dirige. «Es un problema que hay que atajar, pero resultará complicado», subraya.