Jánovas no rebla. Es el lema que durante décadas han repetido sus vecinos y con el que han conseguido hacerse escuchar. Además, en los últimos años siguen dando pasos certeros hacia la recuperación de un pequeño municipio del Sobrarbe que se salvó de ser engullido por un pantano que finalmente fue declarado ilegal, tras la fuerte defensa de sus habitantes.

En la recta final de 2021, el último logro de los vecinos de Jánovas es haber completado la segunda fase de urbanización en cuatro calles del núcleo, gracias a la subvención de 90.000 euros del Departamento de Vertebración del Territorio del Gobierno de Aragón. El camino adelante sigue en 2022, aunque la partida que prevén los presupuestos del Ejecutivo autonómico será algo menor, de 50.000 euros.

Las obras han incluido todas las acometidas de vertidos y electricidad. | TWITTER / ÓSCAR DE JÁNOVAS

Además, la panorámica de tejados derruidos, paredes caídas y ventanas rotas va dando paso a otra realidad. Son ya ocho casas las que están en reconstrucción, y hay varios terrenos listos para empezar «de cero». No todas las viviendas han resistido en pie al paso del tiempo, desde que en la década de los 60 comenzara la expropiación forzosa de sus habitantes.

Trabajos en una de las calles de Jánovas antes del asfaltado.

Mantener el legado

«Las paredes que están en pie se intentan mantener siempre», puntualiza Óscar Espinosa, portavoz de la Asociación de Vecinos San Miguel de Jánovas. Casa Agustín (la de la familia del propio Óscar) y Casa Castillo son las que van «más avanzadas» en la reconstrucción. Casa Frechín «está acabada», y les siguen la estela Casa Carpintero, Casa Garcés (la de los últimos habitantes que resistieron en el pueblo, que ahora quiere volver a levantar su nieto), Casa Francho, Casa Felipe o Casa Piquero. Este año se prevé que empiecen los movimientos en otras tantas. Casa Tejedor, Casa Puyolé, Casa Joaquina y Casa Dolores.

Aunque sean ahora viejos recuerdos comidos por la hierba, desgastados por las primeras explosiones y maltratados por los efectos de resistir a la intemperie, cada espacio conserva su nombre original. El de sus dueños, aunque muchos hayan tardado décadas en recuperar --en el papel-- la propiedad de sus bienes.

«La reversión está por fin muy avanzada. Quedan apenas tres o cuatro expedientes pendientes que se han visto retrasados por la pandemia, pero esperamos y confiamos en que en este primer trimestre del año todo quede revertido», explica Espinosa.

El patrimonio "excedente"

Las negociaciones se centran ahora en qué hacer con el «excedente de patrimonio». Es decir, esas tierras expropiadas en su día por la compañía energética que pertenecen al término de Jánovas pero no forman parte de los expedientes de los vecinos que están reclamando sus terrenos.

La Asociación de Agricultores de Jánovas y Lavelilla ya está trabajando en ello. «Los rendimientos de los campos que cultivamos en Jánovas se destinan a comprar ese excedente a Endesa», explica Espinosa. Cada año se suma una mayor superficie de cultivo, de trigo y cebada, en la que los descendientes de Jánovas trabajan los campos de sus abuelos. «Llevamos años trabajando en ello y queremos seguir así».

La intervención que culminó a finales de diciembre consistió en la urbanización de cuatro nuevas calles, priorizando la zona en la que más viviendas se están recuperando. Los trabajos han incluido el colector de agua, de pluviales, residuales, telecomunicaciones, alumbrado público y las acometidas para las viviendas.

50.000 euros en 2022

En 2022, la recuperación de Jánovas recibirá los 50.000 euros que ha presupuestado el Gobierno de Aragón. Aunque todas las cuantías son «bien recibidas», desde la asociación reprochan que «en el año del presupuesto más alto de la historia, el Ejecutivo nos recorta». Además, recordó Espinosa, en 2020 la asociación vecinal perdió su cuantía, que se vio sacrificada por el covid.

La bajada de recursos supone que esta partida no se destinará a la tercera fase de la urbanización, sino que servirá para afrontar otras necesidades de los vecinos. «La intención es construir cuanto antes el puente sobre el barranco de Jánovas, porque cuando hay lluvias la zona queda impracticable», señala Espinosa.

Pero las demandas de los vecinos van más allá. El objetivo en el medio plazo es afrontar la construcción de la depuradora. La recuperación de Jánovas avanza a buen ritmo y, en pocos meses, alguna de las viviendas puede convertirse en una residencia de turismo rural. Para entonces, todos los servicios deberán estar en funcionamiento.