El grupo Stellantis, surgido hace un año de la fusión entre los consorcios PSA y FCA, presentará el próximo 1 de marzo su nuevo plan estratégico a largo plazo, en el que se recogerán los retos y los objetivos de la compañía, que está inmersa en una transformación hacia una firma tecnológica de movilidad sostenible. A la espera de que se conozca el encaje en esa hoja de ruta de la planta de la compañía en Figueruelas, lo que sí ha quedado claro es que Carlos Tavares, el patrón del cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo, no está contento con las políticas industriales de España, llegando a advertir incluso que está en riesgo el «éxito español» cosechado en este sector en los últimos treinta años por la lentitud en la toma de decisiones en comparación con los gobiernos de otros estados miembros.

Así lo ha asegurado el alto ejecutivo en una entrevista telemática a cuatro medios de sendos países europeos (por parte de España, a El Mundo). El CEO de Stellantis, que posee tres fábricas con más de 15.000 trabajadores directos repartidos entre Zaragoza, Vigo y Madrid, llegó a reconocer que desde el Ejecutivo ni siquiera se han puesto en contacto con ellos para explorar la posibilidad de abrir en España una planta de baterías de ion-litio para vehículos eléctricos, un proyecto que, sin embargo, está «muy abierto» a discutir.

Tavares repasó la reciente crisis de los microchips, la irrupción del teletrabajo –que él considera mucho más eficiente que el trabajo presencial–, los resultados de la integración de Fiat Chrysler Automobiles un año después de la creación de Stellantis, y los cambios normativos que se avecinan, sobre todo la prohibición de vender vehículos térmicos a partir de 2035 en la Unión Europea. Sobre esto, asegura que había otras formas más rápidas y baratas de reducir las emisiones contaminantes que imponer el coche eléctrico. «Fue una decisión política, no de la industria», remarcó.

Sin cierres de plantas

El patrón de Stellantis mantiene su promesa de no cerrar plantas en la UE, pero eso requerirá seguir aplicando a rajatabla su receta del éxito desde que aterrizó en la antigua PSA en 2013: reducción de costes.

No está contento Tavares con la respuesta del Gobierno español a los retos y los cambios que afronta el sector. Tavares cargó contra la improvisación en materia energética: «Desde el punto de vista político, es posible decir que la lucha contra el calentamiento global es una prioridad y querer acabar con los vehículos de combustión. Pero el Gobierno no se puede contentar con eso, porque hay que favorecer al mismo tiempo que surja otra industria y otras tecnologías…», explica el ejecutivo luso. «Sin rapidez, (el Gobierno) corre el riesgo de perder el éxito español de los últimos 20 o 30 años porque las cosas van muy, muy deprisa», argumenta.