«¡Ojalá este cambio me hubiera pillado ahora!», confiesa a EL PERIÓDICO un zaragozano que padece VIH desde los 18 años y al que la infección le impidió cumplir su sueño de ser policía. Prefiere mantener su anonimato porque «todavía hoy», con 40 años, evita decir que padece la enfermedad. «Me sigue dando reparo porque el estigma existe y no quiero pasar malos ratos», apunta.

Si pudiera quitarse de golpe 20 años, este paciente ahora sí podría aspirar a una plaza de policía tras del acuerdo pionero alcanzado en Aragón para erradicar esta discriminación laboral. «Yo ya estaba en la academia el día que me enteré. No me había leído todas las condiciones porque pensaba que no había problemas. Cuando vi lo de enfermedades infectocontagiosas, me llevé un palo, me quedé planchado en el sitio», recuerda.

"Estaba en la academia el día que me enteré. No me había leído todas las condiciones porque pensaba que no había problemas. Cuando vi lo de enfermedades infectocontagiosas me llevé un palo, me quedé planchado en el sitio"

Llegó a preguntar incluso por salir de dudas y por ver cuáles eran sus opciones, pero pronto se dio cuenta de que el VIH entraba en esa condición de exclusión. «El sueño se rompió y ya no presenté ni la documentación. No soy policía por tener VIH. Aquel día volví a mi casa sin encontrar explicación», detalla.

Obligado a buscarse la vida

Reconoce que fue «muy honesto» en aquel momento porque «podría haber tramitado la solicitud y, salvo que me hubieran hecho unos análisis, no lo hubieran detectado», dice.

Con la decepción a cuestas, esta aragonés empezó a buscarse la vida laboral en otros sectores. «Me había independizado y me tuve que dedicar a lo que salía. No era fácil, porque al tener VIH y después de lo que me había pasado en la policía, siempre lo tenía en mente cuando tenía que mirar trabajos, explica. «Al final, empecé a hacer talleres de soldadura y gracias a ello me he dedicado siempre al metal. Jamás he vuelto a tener problemas en un trabajo por tener el virus», matiza.

"Hay mucha desinformación en la sociedad. La gente sigue pensando que una persona con vih en tratamiento puede contagiar y eso es mentira. Es injusto ese rechazo"

Su vida es «normal aunque la gente se piense que no» y la única condición es que diariamente tiene que tomar un tratamiento antiviral. «Es una pastilla al día desde hace años y no me supone ningún esfuerzo. Tengo una vida plena y normal», reitera.

A pesar de ello, este zaragozano es «realista» y asegura que sigue conviviendo con el estigma «básicamente porque hay mucha desinformación en la sociedad», asegura. «La gente sigue pensando que una persona con VIH en tratamiento puede contagiar y eso no es así. No es justo ese rechazo y queda mucho recorrido de mejora», señala.

Más información en los colegios

Dada esta situación, él es cauto a la hora de informar de su enfermedad. «Yo no se lo digo a nadie porque me da apuro. Se lo comenté en su momento a mi dentista porque creo que lo debía de saber, pero jamás me ha puesto ningún problema», recalca.

"El acuerdo va a reducir el estigma y sobre todo los jóvenes se van a ver beneficiados de este cambio, porque la puerta laboral se amplía y habrá más oportunidades"

La posibilidad de acceder ahora en Aragón a convocatorias públicas de empleo o tener la opción de conseguir una licencia de taxi «es un paso muy importante», pero «llega tarde», según señala. «Va a reducir el estigma y sobre todo los jóvenes se van a ver beneficiados de este cambio, porque la puerta laboral se amplía y habrá más oportunidades. Sin embargo, es algo que se podía haber hecho antes porque solo es cuestión de informar. Lo mismo que se argumenta ahora para eliminar esta discriminación se podría haber dicho hace años», apunta.

Es en la base de la sociedad donde este paciente con VIH cree que está la clave. «Las campañas que se hacen deberían ser permanentes en los colegios. Hay que explicar, difundir y ayudar a quitar ese miedo desde las edades tempranas. De nada sirve hacer una campaña puntual y olvidarse», reitera. «Hoy en día creemos mucho en los datos y en la ciencia, con esto del covid y demás, pero con el VIH y el sida sigue habiendo leyendas urbanas o argumentos sin sentido", añade